La Universidad de Alcalá de Henares acogió ayer la entrega del Premio Cervantes a la autora uruguaya Cristina Peri Rossi. Por motivos de salud, fue la actriz argentina Cecilia Roth quien recogió el galardón y pronunció su discurso.
En su soliloquio, la autora recuerda a un personaje casi olvidado de El Quijote: Marcela. Mujer codiciada en por su fortuna y su belleza y que al final «rechaza a los hombres, al matrimonio y a las relaciones de poder entre los sexos: reclama su libertad, y para eso se aísla de la sociedad y se refugia en el campo, como una pastora más». Para ella, Cervantes desacraliza el ideal femenino a través de los ojos de don Quijote, personaje al que su propio autor trata de loco y que le llevó a pensar que «la locura puede ser un pretexto de exclusión de aquellos que esgrimen verdades incómodas».
Vuelve a remitir a Marcela y se confiesa doña Quijota en la tarea de ‘desfazer’ entuertos en una vida marcada por la guerra y el exilio. Sin embargo, su obra se manifiesta alegórica e imaginativa: «la imaginación también es compromiso». No es «cronista de la realidad» y se asocia al personaje trágico de Casandra, «vaticinando un futuro y unos peligros que pocos veían».
Mientras algunos se dedican fanáticamente a hacerse ricos y a dominar las fuentes del poder, otros, nos dedicamos a expresar las emociones y fantasías, los sueños y los deseos de los seres humanos.

Cecilia Roth recoge el Premio Cervantes en representación de Cecilia Peri Rossi. Ballesteros/EFE.
El Ministro Miquel Iceta intervino con una narración de la vida de la escritora, su descubrimiento de la literatura y la soledad de las mujeres. Intervención de la que rescatamos las siguientes palabras:
En Peri Rossi las palabras son conjuros que crean las cosas. La literatura abre un espacio clave para entender la vida y vivirla; para detener el instante y su belleza.