El Museo del Prado exhibe desde el 20 de Abril un biombo del siglo XVII, en óleo y pan de oro, con dos visiones de la conquista de México. Por una cara aparece la ciudad en paz vista desde lo alto, y por la otra, aparecen diversas escenas de la toma de Tenochtitlán.
El llamado Biombo de la Conquista de México y La muy noble y leal ciudad de México procede de una colección particular y es uno de los pocos ejemplares que se conservan dentro del conjunto de obras similares. Estará en exposición hasta el 26 de septiembre, dentro del programa La obra invitada, patrocinado por la Fundación Amigos del Museo del Prado. A partir del 5 de octubre y hasta el 13 de febrero de 2022, formará parte de la exposición temporal Tornaviaje, una apuesta del museo por abrir sus puertas a colecciones de nuevas geografías.
Cada lado del biombo puede verse como un gran cuadro. La parte de la conquista presenta escenas alusivas a distintos lugares y momentos, incluso con años de diferencia, y muestra la visión de los conquistadores y sus descendientes. La secuencia arranca con el recibimiento de Hernán Cortés por Moctezuma y concluye con la toma de Tlatelolco, último bastión indígena. El lado de La muy noble y leal ciudad de México, en fuerte contraste con el de la conquista, muestra un mundo plácido y ordenado. La urbe se observa desde las alturas, pueden contarse en ella 66 lugares en altura o edificios, sobre todo ligados a la vida religiosa, así como el palacio virreinal.
La pieza llegó muy deteriorada al museo, a causa de su naturaleza y su movilidad. Los desplazamientos, golpes y el agua habían dibujado una huella de daños que condicionaban y afectaban a su aspecto estético. Además, presentaba una serie de agujeros, desprendimientos y repintes que obligaron a un importante proceso de restauración. “Además de eliminar repintes, barnices de mala calidad y la propia suciedad causada por el paso de los años, hubo que reproducir gran parte del marco de pan de oro que se había perdido” explicó María Álvarez Garcillán, la responsable de la reparación y restauración del Museo del Prado.
El biombo sirvió durante largo tiempo como “pieza de conversación” en reuniones sociales. Se trataba de una práctica habitual en ciertas épocas y en torno a determinadas obras complejas con numerosas escenas sobre las que debatir, como pasaba con El jardín de las delicias, de El Bosco.
