Élite, la serie cuyo primer episodio salió en Octubre de 2018, hace poco que tiene cuarta temporada. Todas ellas están disponibles en Netflix, plataforma que la produce y distribuye. La serie ha alcanzado un gran éxito en España y parte del extranjero, sobre todo entre la gente joven.
Para quien no la conozca, o simplemente no la haya visto, aquí tiene un pequeño resumen: Élite, en la primera temporada, cuenta la historia de tres jóvenes de Instituto que se ven obligados a dejar su colegio público tras un derrumbe, adquiriendo una beca en otro centro (esta vez privado), en el que no tardan en generar problemas con sus nuevos compañeros. Los problemas concluyen en el asesinato de una de las protagonistas.
Durante toda la primera temporada, se nos cuentan todos los acontecimientos que preceden al asesinato, hasta que, al final, se descubre al asesino. En las siguientes dos temporadas, los alumnos de Las Encinas (El Instituto en el que transcurren los hechos), se verán obligados a enfrentarse a las consecuencias del asesinato ocurrido en la primera temporada.
Cuando creíamos que la serie llegaría a su fin, una vez se veía concluida la trama que se nos había presentado a lo largo de las tres temporadas, Netflix España nos regala una cuarta, en la que, por supuesto, la trama no tiene nada que ver con la de las anteriores.
Hasta aquí uno podría pensar que se trata de una serie juvenil de puro suspense. Y aunque en esencia así es, la cuestión es que todo lo anteriormente explicado pasa a un segundo plano, tomando el protagonismo una visión de la juventud un tanto equivocada y, hay que decirlo, repugnante.
Como ya se ha dicho, Élite es una serie Juvenil y, como tal, sigue los mismos patrones que las demás series de su género. No obstante, este caso va más allá: En Élite se nos muestra a la perfección la degeneración del género humano en su mayor esplendor.
Los protagonistas (supuestamente adolescentes de entre diecisiete y dieciocho años), excepto a estudiar, se dedican a hacer de todo. En las tres primeras temporadas se nos ofrecía un buen plato de promiscuidad y adicciones a determinadas sustancias, así como otras cuestiones tan desagradables como uno pueda imaginar: tráfico de drogas, delincuencia e incesto. Sí, incesto.
En las tres primeras temporadas se nos ofrecía un buen plato de promiscuidad y adicciones a determinadas sustancias,
Pero el caso de la última temporada, que ha salido este mes de Junio, supera con creces a sus predecesoras. Los protagonistas están la mayor parte del tiempo teniendo relaciones sexuales, yendo de fiesta en fiesta y, como no, tomando drogas y alcohol.
Porque, esa es la imagen inmoral y vergonzosa sobre los jóvenes que Netflix quiere dar a la sociedad: La de personas cuyo única aspiración es drogarse hasta caer al suelo sin conocimiento. Élite es la máxima representación de la decadencia del género humano. Muestra las drogas, el despilfarro, la prostitución y la promiscuidad como si fueran algo deseable. Lo hace de tal forma, que muchos de los espectadores envidian la vida de los personajes de la serie.
“Pero ¿qué envidia puede dar semejante estilo de vida?” se preguntarán muchos. Lo cierto es que puede dar mucha envidia. La clase obrera, que es explotada y vive en una realidad indeseable, se ve atraída por el estilo de vida de la aristocracia, que se nos presenta en la serie y no hace más que bombardearnos con ella. Porque lo que la clase obrera quiere, es tener una vida similar a la de los aristócratas: una vida llena de lujos, despilfarro y desfase.
Lo cierto es que puede dar mucha envidia. La clase obrera, que es explotada y vive en una realidad indeseable, se ve atraída por el estilo de vida de la aristocracia, que se nos presenta en la serie y no hace más que bombardearnos con ella.
Élite romantiza actitudes deplorables, como la consumición de prostitución y drogas, y la aparentemente necesidad obsesiva de los jóvenes por estar todo el día teniendo sexo. Los jóvenes que consumen este tipo de series, a lo que aspiran es a eso: a ser ricos y tener cuerpos pulidos en el gimnasio, sin una sola imperfección, y estar todo el día haciendo ya sabéis qué.
Escena de la serie
No hay mayor falsedad que la imagen que da Élite tanto de los jóvenes como de la realidad material en la que la mayoría de ellos vive. La serie es una oda a la alienación burguesa, que pretende quebrantar las mentes de los jóvenes con su idílica representación de la vida Juvenil. Lo cierto es que la gran mayoría de los adolescentes españoles viven en situación de pobreza, de precariedad, sin trabajo (o, de tenerlo, bajo claras condiciones de explotación laboral); es decir, con problemas reales que afectan a la clase obrera y que, en definitiva, benefician a la burguesía. Élite da una imagen “deseable” de la vida de la aristocracia, haciendo que los jóvenes obreros abandonen su capacidad de crítica y su combatividad, y se resignen a soñar con una vida que ni es deseable alcanzar, ni podrán hacerlo, por mucho que quieran, a causa de las trabas que la propia burguesía pone para evitar o bien nuestra emancipación, o bien nuestro espíritu combativo y revolucionario.
