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¿Fue Stalin un genocida?

Stalin tendencia en redes sociales a raiz desfile del PML(RC) por la República. Uno de los adjetivos más recurrentes ha sido el de “genocida”, pero ¿qué hay de cierto en ello? ¿De dónde provienen estas acusaciones?

Una vez más Stalin ha sido tendencia en las redes sociales. En esta ocasión, el motivo por la viralización del líder soviético ha sido la presencia de un retrato suyo en el desfile del PML(RC) por el 90ª aniversario de la II República. La ocasión no ha sido desperdiciada por parte de los medios y políticos de derecha para verter gran cantidad de difamaciones sobre el legado del georgiano. Uno de los adjetivos más sonados ha sido el de “genocida”, pero ¿qué hay de cierto en ello? ¿De dónde provienen estas acusaciones?

El Holodomor

Cuando uno trata de informarse sobre la URSS de Stalin, es imposible no cruzarse con el célebre Holodomor. Según este relato, se trataría de una hambruna deliberada entre 1932 y 1933 por parte de las autoridades soviéticas. Los motivos por los que Stalin habría provocado esta grave hambruna sería para en primer lugar, reprimir a los campesinos que se resistieron a la colectivización por ser una “segunda servidumbre”; y en segundo lugar, para acabar con el nacionalismo ucraniano y la política de “ucranización”.

Sin embargo, esta versión se desarrolló con los colaboracionistas ucranianos con el nazismo para durante la segunda guerra mundial. La única finalidad de este relato fue el de criminalizar la Unión Soviética y justificar ideológicamente su nacionalismo. Contrariamente a esta versión, las granjas soviéticas (sovjoses) resultaron tener una extraordinaria productividad y fueron aceptadas por la mayoría de campesinos.

Si bien es cierto que hubo una hambruna en 1932, los motivos de esta nada tienen que ver con lo que los nacionalistas ucranianos señalan. En los estudios del historiador Mark Tauger -quien ha dedicado su vida profesional a investigar la agricultura y hambrunas soviéticas- demuestra que los motivos de la hambruna se debió a una combinación de factores: Sequías en unas zonas, muchas lluvias en otras, plagas de moho, tiznón, insectos y roedores. Y, por supuesto, la lucha contra los terratenientes del campo, los cuales saboteaban la producción.

A raíz del mal resultado de las cosechas, el Gobierno soviético organizó los politotdely, departamentos políticos para ayudar a campesinos en el trabajo agrario. Ello haría que en 1933 la cosecha fuera mucho mayor para suplir las necesidades de una población mermada por la hambruna. Ello desmentiría al supuesta ineficacia de las granjas soviéticas.

La masacre del bosque de Katyn

Otro de los grandes mitos en contra de Stalin es indudablemente la masacre del Bosque de Katyn. A diferencia de otros crímenes que se le achacan a la URSS en tiempos de Stalin, este es el único relato que tiene alguna prueba documental. Según la versión oficial, en 1940 Stalin habría firmado la ejecución indiscriminada de 22.000 civiles, militares y burócratas polacos. El aparente motivo de esta ejecución masiva habría sido la necesidad de ejecutar a contrarrevolucionarios, y como no, la sed de sangre inocente por parte de Stalin.

Sin embargo, el origen del relato surge de la mano de Joseph Goebbles en el avance nazi por los bosques cercanos de la ciudad de Smolensk, en Katyn. Aunque los hallazgos de cadáveres de oficiales polacos se habrían realizado en la primavera de 1940, las autoridades nazis no empezaron a denunciarlo hasta la primavera de 1943. Rápidamente, dicha “masacre” se convirtió en la piedra angular de la propaganda antisoviética a nivel internacional.

Además del relato de Goebbels, este suceso se sustenta en; documentos desclasificados durante la guerra fría que se basan únicamente en la honestidad de las afirmaciones de los nazis, afirmaciones de los gobiernos de Gorbachov y Yelstin, una excavación del 2011-2012 y las confesiones de 3 ex-miembros del NKVD interrogados entre los años 1990, 1991 y 1992.

Sin embargo, muchos de estos datos se contradicen entre sí o directamente omiten muchos otros datos relevantes. La directora de la excavación del 2011-2012, Dominika Sieminska, señalaba en un informe datos de enorme importancia que fueron omitidos. Como el hallazgo de una insignia de policía que desmentiría la interpretación de “las listas de transporte”, o la disposición de los cuerpos en la técnica “empaque de sardina”, técnica característica de las fosas nazis. Otras evidencias como la presencia de niños y casquillos de bala alemanes demostrarían que la masacre no fue cometida por los soviéticos, sino que respondía a un modus operandi característico de la Alemania nazi.

Decenas de cadáveres apilados mediante la técnica “empaque de sardinas”, fotografía de la Fosa Nº1 en la excavación Vladymyr-Volyn’skiy.

Sobre las declaraciones de miembros del NKVD, las entrevistas sí se habrían realizado entre 1990 y 1992. Sin embargo, aunque los 3 afirmaban que existió esa masacre, todos afirmaron no haber tomado parte en la masacre. Por otra parte, sostuvieron que se produjo la ejecución de criminales de guerra polacos durante la retirada soviética, aunque en ningún momento se hizo mención al fusilamiento de civiles.

Insignia de policía perteneciente a Jósef Kuligowski, encontrada en Grodzisk, 2011.

Por último, tras haberse iniciado una investigación en 1990, la Fiscalía de Rusia decidió el cierre de la investigación de la supuesta masacre en 2004 porque no había pruebas de que el estado o militares soviéticos hubiesen realizado un solo crimen contra los prisioneros polacos. La labor de historiadores como Grover Furr es inestimable para poder desmentir las mentiras vertidas sobre Stalin en esta supuesta masacre.

 

Las “purgas” y los juicios de Moscú.

Otra de las acusaciones más célebres a Iósif Stalin es que éste era el responsable de haber iniciado unas purgas en el seno del partido por tratarse de un sanguinario paranoico. Historiadores anticomunistas tan célebres como Robert Conquest han dedicado toda su carrera académica en criminalizar de las purgas de Stalin, de magnificarlas con tal de criminalizar el comunismo.

Si bien es cierto que hubo depuraciones en el seno del PCUS, estas fueron necesarias teniendo en cuenta los contextos en los que se desarrollaban: Guerras civiles, hambrunas, conspiraciones militares, atentados como el de Kirov, etc. El perfil de los depurados a nivel interno se redujo en gran parte a antiguos zaristas, anarquistas y arribistas en el seno del propio partido. Además del afán de las amenazas internas, cabe añadirle la conspiración del mariscal Tujachesvky dentro del propio ejército soviético en 1936 en alianza con los nazis. Especialmente este último caso, podría haber costado la propia existencia de la URSS.

Por ello, es absurdo que la historiografía anticuada trate de aislar los hechos de su debido contexto. Los hechos demuestran que dichas depuraciones no se realizaron por la arbitrariedad de un tirano, sino que respondían a una necesidad histórica para blindar el socialismo de quienes se empeñaban en destruirlo.

Por mucho que se empeñen en criminalizar el legado de Stalin, sus mismos enemigos tuvieron que admitir el enorme avance que supuso la Unión Soviética bajo la gestión Stalin. Como dijo el propio Churchill: “Cogió una Rusia con arados y la dejó equipada con la bomba atómica”. Esta frase, da como poco para reflexionar.

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