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¿Grimes abraza el cibercomunismo?

Su apuesta por un “comunismo” de la IA, sin el comunismo, no cuestiona la propiedad privada. Sólo es una forma cool de vender a los jóvenes el relato anticomunista de siempre.

A principios de junio, la cantante Grimes encendía las redes sociales con unas polémicas declaraciones sobre la inteligencia artificial y el comunismo. La mujer del multimillonario Elon Musk no se ha revelado contra su marido, no.

Su apuesta por un “comunismo” de la IA, sin el comunismo, no pone en jaque el patrimonio de su acaudalado esposo. Más bien evidencia desconocimiento sobre este sistema. No obstante, prácticamente de casualidad, sí ha tocado puntos interesantes sobre la IA y el socialismo.

En el vídeo subido a TikTok, de apenas un minuto, Grimes opinaba así:

@grimes

A.I. Is the fastest path to communism #ai #communism #farming

♬ Vivaldi – Spring – Allegro – Essential Band

“Tengo una propuesta para los comunistas. Típicamente, la mayoría de los comunistas que conozco no son grandes fans de la IA. Pero, si lo pensamos, la IA es en realidad la vía más rápida hacia el comunismo.”

“Si se implementa correctamente, la IA podría, teóricamente, resolver el problema de la escasez [traer abundancia], creando una sociedad en la que nadie tiene que trabajar, a todo el mundo se otorga una vida cómoda. La IA podría automatizar toda la agricultura, deshacerse de la corrupción del sistema y traernos lo más cerca posible a una igualdad efectiva.”

“Básicamente, todo lo que la gente adora del comunismo, pero sin granjas colectivas. Porque, seamos claros, la agricultura forzosa no es una vibra.

En menos de 50 segundos, Grimes ha demostrado desconocer qué es el comunismo, pero también el funcionamiento del sistema capitalista del que provechosamente se benefician ella y su marido. El comunismo aboga por una sociedad sin clases, no por una sociedad sin trabajo.

El trabajo humano es la fuente de creación de valor y sobre este valor crecen las sociedades humanas, y de las relaciones de producción surgen los regímenes sociales. Una sociedad sin trabajo no es, per se, una sociedad comunista.

Tampoco es el trabajo sinónimo de capitalismo. El paro masivo al que este sistema induce es prueba de ello. Además, si bien la automatización es fuente de riqueza para el empresario, en tanto ventaja tecnológica frente a la competencia, a la larga el descenso de la proporción humana en el trabajo es un desafío para los propios empresarios. Esta es la tendencia decreciente de la tasa de ganancia.

¿Y qué sucede con la abundancia? Claramente una economía planificada soluciona el problema de la escasez. ¿No es así? Todo el mundo tendría cubiertas necesidades y viviría de forma cómoda. Esto suena atractivo hasta que uno descubre que la estructura económica y productiva de grandes multinacionales está fuertemente planificada.

Compañías como Amazon, Walmart o Alibaba ya emplean en su seno la inteligencia artificial. Y no por ello se ha visto elevado el nivel de vida del trabajador medio; más bien ha sucedido lo contrario. El objetivo del modo de producción capitalista no es la satisfacción de necesidades, sino la acumulación de capital. Así fue cuando no había máquinas-herramienta, y así será con la inteligencia artificial.

La IA tiene un papel fundamental que representar en una futura economía socialista, pero la diferencia fundamental con el uso de la IA actual radica en las relaciones de producción. La IA se usa, planificadamente bajo el capitalismo, para maximizar los beneficios de su propietario y nada más.

Existen escuelas de pensamiento que ya han incorporado esta ventaja tecnológica al modelo productivo socialista. Paul Cockshott y Stafford Beer, con mayor o menor acierto hicieron y hacen aplicaciones de la gran computación, los algoritmos y el Big Data al futuro de la economía planificada. Para algunos, el cibercomunismo es una realidad necesaria. Sin duda es interesante las ventajas que se tienen hoy frente a la construcción del socialismo en tiempos pasados.

Como no podía ser de otro modo, Grimes reclama “todo lo bueno del comunismo”, pero sin el comunismo. En otras palabras, que ella y su marido mantengan la propiedad de los medios de producción y que se haga más sencillo el acceso a mercancías. Eso sigue siendo capitalismo, aunque se le revista de otro color.

La “propuesta para los comunistas” de Grimes es que abandonen su ideología. No en vano, la visión que trae de la IA no cuestiona la propiedad privada y hace malabarismos con los supuestos objetivos del comunismo. Su referencia a una supuesta “agricultura forzada” a la que apela sólo revela grandes dosis de anticomunismo y desconocimiento de la economía socialista. Sólo es una forma cool de vender a los jóvenes el relato anticomunista de siempre.

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