La noticia del cambio de logotipo de una marca de panqueques (masa dulce que se consume en el desayuno Estadounidense) en los EEUU ha generado alegría entre sectores “progresistas”.
La empresa Quaker Oats lanzó un nuevo nombre y logotipo para sus productos «Aunt Jemima», retirando finalmente la mujer negra que los sectores progresistas consideraban un “estereotipo racista” que adornó sus mezclas de panqueques y jarabes durante años .
‘Aunt Jemima’ officially has a new name and logo https://t.co/jhMfLA7fux pic.twitter.com/WhEEeu68vB
— philip lewis (@Phil_Lewis_) February 9, 2021
El nombre «Aunt Jemima» (Tía Jemima), criticado durante mucho tiempo como una caricatura racista de una mujer negra que proviene de la esclavitud, será reemplazado por el nombre y el logotipo de Pearl Milling Company en el nuevo empaque de la marca anterior, según la empresa matriz PepsiCo.
El cambio es resultado de la respuesta de grandes corporaciones a las reivindicaciones de movimientos identitarios como el Black Live Matters (BLM), y grupos “antifascistas” posterior a la muerte de personas negras a manos de la policía. Pero también a otro fenómeno más profundo, la idea de que los productos del capitalismo pueden ser revolucionarios, y el consumo de éstos transgresor.
La idea no es nueva, no es la primera vez que las corporaciones se suman al concepto revolucionario posmoderno. Un ejemplo, la empresa de helados Ben & Jerrys lanzó en 2015 una línea de postres haciendo honor a feministas: CaramEllen DeGeneres Fudge (por la millonaria de la industria televisiva, Ellen DeGeneres), S’moria Steinem, Sonya SotomayOreo Mint Cookie.

Helado de la línea “feminista” de la marca Ben & Jerrys
La empresa, perteneciente a la multinacional Unilever, famosa por sus campos de cacao en base de trabajo infantil africano, es reconocida por su posicionamientos a favor de feminismo, pero también por ser promotor de las ideas queer y aliado de movimientos como el mencionado BLM.
El feminismo lleva enriqueciéndose con las aportaciones de activistas trans desde hace décadas y no podría entenderse sin su participación. 11.000 personas y 600 colectivos han firmado el manifiesto de #FeministasPorDerechosTrans. ¡Descúbrelo! https://t.co/2Ujv0ZfBD2
— Ben & Jerry’s España (@BenAndJerrysEs) January 27, 2021
No hace mucho tiempo se suscitaron ejemplos similares. El equipo de fútbol americano (el deporte es producto de consumo bajo la lógica capitalista), Washington Redskins(Los Pieles Rojas de Washington) pasó a llamarse Washington Football Team (Equipo de Fútbol de Washington) para eliminar de su nombre a la etnia indígena que hacía alusión.
If you went back in time to 2/7/20 and told a fan the Redskins would 1) finally change their name 2) a WAS player would be NFL DROY for the first time in franchise history 3) Alex Smith would be CPOY 4) we’d make the playoffs, they’d think you had terminal Ashburn Syndrome
— WASHINGTON FOOTBALL (@HogsHaven) February 7, 2021
Se puede sumar también la nueva fragancia de Calvin Klein, la “Everyone” (Todos) que es unisex para incorporar a todos los sexos, pero también, y al parecer, más importante, vegana y libre de crueldad animal.

Publicidad de la fragancia vegana de Calvin Klein.
Roberto Vaquero, escritor del libro Resistencia y Lucha contra el Posmodernismo, señala que no hay nada revolucionario en estos “cambios” pues detrás de ellos sólo está “la búsqueda del máximo beneficio, por lo tanto si se tiene que sumar a una “revolución”, a la moda de la “revolución” y la estética de la “revolución” pues lo hacen, porque lo que les importa, es el dinero”.
“Si se tiene que sumar a una “revolución”, a la moda de la “revolución” y la estética de la “revolución” pues lo hacen, porque lo que les importa es el dinero” .
Roberto Vaquero, escritor de Resistencia y Lucha contra el Posmodernismo.
Pero Vaquero deja claro que el término de consumo transgresor va más allá, y que su connotación tiene consideraciones incluso más profundas.
“Hay que tener en cuenta que el consumo transgresor no solo es el que transgrede la realidad” señala “consumo transgresor es parte de todo el engranaje cultural que han modificado de quitar la cultura del consumo burgués anterior del ahorro, el esfuerzo, para poder progresar, etcétera y ahora lo que hay es una transgresión constante y un consumo radicalizado que es consumir por consumir, y obligar a la gente que consuma por encima de sus necesidades, de hacer una política de la ostentación y lo que haces es meterte dentro de la cultura dominante y vivir por encima de tus posibilidades.”
Para Jon Illescas, un investigador, educador y escritor de La Dictadura del Videoclip, y la Educación Tóxica, estás supuestas victorias “sirven para la reproducción ampliada del capital, porque nos dividen, porque nos distraen, porque nos hacen olvidar y los problemas de la gente y porque están en la agenda de estas élites”.
“Sirven para la reproducción ampliada del capital, porque nos dividen, porque nos distraen, porque nos hacen olvidar los problemas de la gente y porque están en la agenda de estas élites”.
Jon Illescas, escritor de La educación Tóxica y La Dictadura del Videoclip.
El fenómeno se suma a otros productos de consumo, como el cine y el entretenimiento, donde los personajes de tiras cómicas son cambiados de color en nombre de la diversidad, o donde incluso las series históricas cambian el color de piel de personajes conocidos para “dar protagonismo”.

Aquiles negro de la serie de Netflix “Troya”.
En resumen, las luchas posmodernos son fáciles de abordar para un sistema que puede sacarles provecho y sumarlas a su agenda para fortalecerse y “lavarse el rostro”, a la misma vez que suman virtuales victorias, que en el plano objetivo no significan ni transforman nada.
