Del mercado de la pornografía no se habla, conviene hacerlo pasar por una cosa personal, privada. Un negocio de masas, que se consume en cantidades ingentes a todas horas. Nunca se había consumido tanta pornografía. En los últimos diez años los servidores de porno han recibido un trillón de visitas.
Una gran multinacional ha creado un enorme monopolio de la pornografía en todo el mundo y se ha hecho con el negocio. Si el porno ya era una industria opaca, turbia, de alto contenido de violencia y agresión, sobre todo hacia la mujer, ahora se ha multiplicado.
Su nombre, MindGeek, una empresa canadiense. MindGeek es propietaria de diversas webs como PornHub, RedTube, YouPorn, o productoras como Brazzers. Sus dueños, han sido demandados por derechos de autor y criticados por antiguos dueños de la industria por haber destrozado sus negocios y comprado todas las empresas.
Hablamos del escándalo que se generó en diciembre de 2020 donde la compañía MindGeek; compañía matriz de PornHub y de otros 30 portales con material pornográfico infantil, prácticas racistas, abusos sexuales, entre otros.#Mujer #Mujeres #Pornografia pic.twitter.com/zsNGKAvhN1
— ConPostura (@blogconpostura) March 9, 2021
En el documental Pornocracy se denuncia como ha llegado a uberizar la industria. Más explotación, más escenas hardcore, violaciones y fetichismos. En la cinta aparece el testimonio de una actriz rumana. Día de rodaje, su desayuno 2 caramelos y un vaso de agua. Toca escena anal. Confiesa que un día de rodaje llegó a introducirse 4 penes. En Rumania o Colombia el negocio de la pornografía se ha hecho fuerte.
En el terreno de la lucha por la emancipación de la mujer no acostumbra a haber espacio para el porno. Un mercado que guarda una perversa relación directa con las violaciones y las agresiones sexuales. Jóvenes que reproducen aquello que han consumido durante años.
¿Qué hay de fantasía en una escena donde una mujer, arrodillada, atada, es eyaculada, abofeteada y escupida por dos, tres, diez tíos?
“(Pornhub) está infestado con vídeos de violaciones. Monetiza violaciones infantiles, pornografía de venganza, videos de cámaras espía con mujeres duchándose, contenido racista y misógino e imágenes de mujeres asfixiadas con bolsas plásticas”
Nicholas Kristof, The New York Times pic.twitter.com/raAe8lyWdB— ConPostura (@blogconpostura) March 9, 2021
Del porno no se habla porque es llevar aceptar que chavales de 15 años se masturban ante una pantalla mientras uno o varios hombres ejecutan una escena de violencia explícita. Sin ficción.
El porno ha acentuado la hipersexualización de la sociedad capitalista de consumo. Genera conductas sexuales adictivas y ha normalizado la cultura de la violencia contra las mujeres, arrebatando la libertad de disfrutar de una sexualidad llena.
¿Qué alternativas existen frente a la industria pornográfica? Toda alternativa, como quiera etiquetarse, emana, bebe y se desarrolla en el seno de la sociedad capitalista. Tiene los mismos impulsos culturales, patriarcales, de aquello que dice combatir. Barnizan su deseo de consumo compulsivo de sexo con subterfugios posmodernos.
Frente al porno, debe construirse una nueva cultura sexual, de la mano de aquello realmente progresista. Relaciones sexuales a un nivel superior frente a valores que son la autodestrucción de la persona. Aportar al conjunto de la sociedad deseos, placeres, anhelos, amor sano.
En el socialismo se educó para el desarrollo integral del ser humano, lo cual también incluía aquello sexual. El deseo sexual no es algo etéreo o inmortal, sino una cosa material, ligada a secreciones químicas que suceden en respuesta a percepciones materiales. El sexo no era una mercancía y mucho menos era proyectado como la propiedad de un género que violentaba a otro.
El porno merece un amplio y serio debate. Las organizaciones que luchan por los derechos y emancipación de la mujer trabajadora, la que por su condición social sufre la más clamorosa de la violencia capitalista, deben abrir el debate sobre la pornografía.