La cultura de la cancelación o “cancel culture” se suele definir como el conjunto de prácticas consistentes en boicotear o condenar al ostracismo a una persona pública por haber tenido un discurso “problemático” a ojos de una mayoría “woke”, término anglosajón surgido con el movimiento Black Lives Matter y que designa a un individuo sensible a las diversas causas sociales como el antirracismo, el feminismo, el transactivismo y un largo etcétera. La persona cancelada es objeto de un linchamiento mediático que por regla general suele tener lugar en las redes sociales, particularmente en twitter, y que adquiere la forma de una avalancha de tweets insultantes, amenazantes, pérdida de suscriptores y de contratos, destrucción de la reputación de la persona cancelada, malestar psicológico, etc.
¡En respuesta al linchamiento de la policía de las opresiones!
Hay que ser valiente y no esconderse detrás de los gays para vender la ideología queer. Fuera de la burbuja de tuiter nadie os compra.
Un saludo a la ministra de “igualdad”. pic.twitter.com/j6ueZYMbpy
— Fermín Turia (@fermin_turia) January 27, 2021
La máxima de la cultura de la cancelación es la no aceptación de opiniones divergentes. En palabras de Laure Fornier, presentadora del programa Izi News emitido en Bélgica: “Si lo que tienes que decir no es friendly e inclusivo, mejor te callas.”
Ayer me llamaron para ir a debatir a @playz, ya estaba todo cerrado, de repente a las horas me llamó uno de los encargados, me dijo una sarta de mentiras para intentar que en vez de ir yo fueran otras personas. Alguien de arriba les debió presionar y me caí del cartel +
— Roberto Vaquero (@RobertoVaquero_) February 3, 2021
Entre las múltiples personalidades que han sufrido la cultura de la cancelación podemos destacar a la creadora de la saga de Harry Potter J.K. Rowling, acusada de transfobia por haber manifestado que el sexo es biológico.
Dress however you please.
Call yourself whatever you like.
Sleep with any consenting adult who’ll have you.
Live your best life in peace and security.
But force women out of their jobs for stating that sex is real? #IStandWithMaya #ThisIsNotADrill— J.K. Rowling (@jk_rowling) December 19, 2019
La masificación de la cultura de la cancelación ha llevado a algunos analistas a temer una eventual pérdida del derecho a la libertad de expresión. Otros van mas allá y argumentan que la cancelación excesiva no hace más que infantilizar al espectador, a quien hay que proteger a partir de ahora de cierto contenido o discurso calificado de dañino, de odio u ofensivo.

Tweet de Roma Gallardo compartiendo un video de Roberto Vaquero ocultado por twitter.
Los que defienden este tipo de prácticas argumentan que es un modo de acción eficaz y necesario contra todos aquellos que se oponen a una supuesta igualdad real, así como a los derechos de las minorías diversas como lo puedan ser por ejemplo el colectivo LGBTIQ+, el feminismo, veganismo, transespecismo, entre muchos otros. Su adalid es Karl Popper y su conocidísima frase: “Hay que ser intolerante con el intolerante.”
En contraste con todo lo anterior Lance Morrow, colaborador de la reviste Time y miembro del instituto de investigación Ethics and Public Policy Center, sostiene que la cultura de la cancelación tiene más en común con la caza de brujas llevada a cabo por el senador McCarthy en los EEUU contra los elementos revolucionarios y comunistas del país:

Lance Morrow sobre la cultura de la cancelación
El presente medio de comunicación lleva sufriendo ataques informáticos con la intención de silenciarlo desde que se hizo pública su existencia el pasado jueves 4 de febrero de 2021.
Nuestra respuesta es clara: seguiremos.
