Aviso: en la actualidad, ‘Unsporting: how trans activism and science denial are destroying sport’ solo está disponible en inglés y no hay constancia de una posible traducción al castellano. El título en castellano se traduciría como «Antideportivo: cómo el trans activismo y la negación de la ciencia están destruyendo el deporte». Se considera que es un libro que tener en cuenta sobre la participación de personas trans en competiciones deportivas.
Sobre las autoras
Linda Blade
Linda Blade es una exatleta canadiense y actual profesional del rendimiento deportivo, con enfoque en el deporte de élite. Es doctora en kinesiología por la Universidad Simon Fraser (Canadá). Es entrenadora de atletismo y preside en la actualidad Athletics Alberta (Asociación de Alberta de Atletismo, Campo a Través y Carrera en Carretera). Como presidenta de la junta directiva, se enfrenta a las diversas propuestas de inserción de la «identidad de género» en la política deportiva canadiense. Linda lucha por preservar el deporte femenino para las mujeres biológicas.
Barbara Kay
Barbara Kay es columnista del periódico canadiense National Post. También escribe columnas semanales en otros diarios del país. Una de sus nietas, jugadora de hockey, fue una de sus inspiraciones para escribir este libro.
Opinión
Podríamos describir este libro en dos palabras: documentado y fluído.
El siguiente fragmento de la introdución deja claro el sesgo detrás de la aplicación de las políticas identitarias. ¿Por qué en unos casos sí y en otros no?
«El Comité Olímpico Internacional (COI) parece haber adoptado la ideología de la identidad de género, ya que en 2015 tomó la sorprendente decisión de acomodar a los atletas transgénero de una manera que pone a otros atletas en clara desventaja. Nunca en la historia el COI había hecho tal acomodación para otros grupos desfavorecidos, ya sean religiosos o raciales.
El COI no reprogramó la carrera de 100 metros, celebrada en domingo, en los Juegos de París de 1924 para dar cabida a las convicciones cristianas del velocista Eric Liddell. No reprogramó los Juegos Olímpicos de 2012 en Londres, a pesar de que coincidió con el Ramadán y afectó a 3.000 competidores musulmanes. Jesse Owens no aprovechó su opresión como negro estadounidense para ganar el oro en los Juegos Olímpicos de 1936. Confió en su talento para convertirse en el atleta negro victorioso que humilló a Adolf Hitler en los Juegos de Berlín». (Introducción, traducción propia del original en ingés).
A lo largo del libro se mencionan casos sonados en Canadá y mundialmente, como el de Fallon Fox o el de Rachel McKinnon (actualmente Veronica Ivy). Ambas realizaron su «transición» como adultas, lo que les premitió, a pesar de los tratamientos hormonales, preservar un desarrollo óseo y una envergadura muy superior a la de sus oponenes mujeres (hembras humanas adultas). Fox se jactó de haberle roto el cráneo a su oponente en Artes Marciales Mixtas. Por su parte, McKinnon/Ivy tachó de mediocre a cualquier ciclista que no puediera ganarle en competición.
¿Y los hombres trans? ¿Y los intersexuales?
También se hace hincapié en dos cuestiones que siempre salen a reducir al tratar el tema: ¿y los hombres trans? ¿Y los intesexuales?
El primer caso se asume como probable, ya que el número de niñas autoidentificadas como niños ha aumentado en un 4000% en los últimos años. El libro menciona el caso de Mack Beggs o Will Quinn, cuyos tratamientos hormonales les permitieron estar en igualdad de condiciones con oponentes varones biológicos. Quinn en su caso, además, provenía del fútbol de élite. Haber permitido su participación en categorías femeninas habría implicado una clara desigualdad física antes mujeres sin tratamiento hormonal de testosterona.
Con respecto a los intersexuales, el libro es claro: la intersexualidad es una anomalía cromosómica y no una identidad. La intersexualidad tampoco tiene que ver con la transexualidad y no tiene sentido manipularla en el marco de las políticas identitarias.
El caso utilizado como ejemplo es, como no podía ser de otra manera, el de la atleta Caster Semenya. Semenya posee una alteración cromosómica del tipo 46,XY, lo que la convierte en un varón biológico con apariencia femenina. Este tipo de alteración se identifica, entre otros, por unos altísimos niveles de testoterona para el rango normal para mujeres.
Sin entrar en más detalles, las autoran defienden a lo largo del texto el juego justo. Son partidarias de análisis y de mantener la categoría de deporte femenino para quienes se creó: mujeres y niñas biológicas.
Conclusión
Podríamos describir este libro en dos palabras: documentado y fluído.
Su lectura es fácil, a pesar de ser un tema duro y polémico. Como las autoras indican al principio, estamos presenciando una adaptación identitaria nunca antes vista en la historia del deporte de élite. Puede que haya quienes lo consideren una revolución, pero la mayoría lo ve como lo que es: una pérdida de derechos para las mujeres.
Aunque el libro tiene un claro enfoque a la situación canadiense, en la que las políticas identitarias tienen más años de recorrido. Esta situación de antideportividad (Unsporting, como indica el título del libro) muestra el daño infligido a las atletas.
Queda preguntar qué futuro le espera al deporte femenino si se ignora o incluso se niega la realidad biólogica. Es necesario invertir el rumbo y también es necesario continuar investigando.
Información del libro
Título: ‘Unsporting: how trans activism and science denial are destroying sport‘
Edición: Primera edición canadiense, 2020.
Autoras: Linda Blade y Barbara Kay.
Editorial: Rebel News Network Ltd.
Número de páginas: 177.