Con el triunfo de la Revolución Bolchevique y la fundación de la Union Soviética, Vladimir Lenin, figura principal y héroe de la Revolución, propuso asignar territorios a las minorías poblacionales de Rusia, entre ellas los judíos, de acuerdo a los principios marxistas relativos al derecho de los pueblos a la autodeterminación. José Stalin fue quien se encargó de llevar a la práctica este proyecto en 1928 tras la muerte de Lenin en 1924.
El objetivo era acordarle a los judíos el estatuto de nación, asignándoles un Oblast autónomo en el cual pudieran regirse a sí mismos con absoluta libertad y autonomía. En un principio se pensó crear dicho Oblast en Crimea, Ucrania, pero finalmente se privilegió una región despoblada en el oriente ruso, a unos 7 mil kilómetros de Moscú. Así, en 1928, se crea el Oblast autónomo hebreo de Birobidzhan. Su lengua oficial era el Idish junto con el ruso. A día de hoy se encuentra bajo administración rusa. De esta forma la autodeterminación de los judíos vino de la mano de la Union Soviética, dos décadas antes de que se fundara la entidad sionista de Israel tras la II Guerra Mundial.
