En numerosas artes marciales encontramos exhibiciones en las que se muestran técnicas espectaculares que, si bien pueden no ser muy útiles en un combate real, presentan una gran dificultad de ejecución y muchas horas de entrenamiento. Ese no es el caso de las exhibiciones más lucrativas en estos momentos. Hablamos de las peleas entre famosos con poca (o ninguna) preparación y luchadores profesionales.
Uno de los casos más sonados es el del YouTuber americano Jake Paul que tras noquear al jugador de la NBA Nate Robinson se ha venido arriba y ha decidido retar a los peleadores de MMA Nate Díaz y Conor McGregor. Sin ningún temor ni complejo Paul pronostica que irrumpirá con fuerza en el mundo de las artes marciales mixtas: “He hecho un gran trabajo al ocultar mi habilidad de boxeo porque mientras menos gente sepa, mejor. Creo que la gente está empezando a darse cuenta y decir: ‘Ah, este niño no es una broma’. Soy un perro de verdad”.
You saw what happened to the other Nate. https://t.co/Uq5LY2tQaS
— Jake Paul (@jakepaul) December 15, 2020
Estados Unidos no es el único escenario donde se dan este tipo de delirantes enfrentamientos. Dos streamers españoles del League of Legends han sustituido las horas frente a la pantalla del ordenador por entrenamientos de boxeo para medirse cara a cara en un cuadrilátero. Los participantes no se andan con tonterías, el gamer Antonio Pino, mejor conocido como Reven, ha contratado al campeón europeo de boxeo Sandor Martín para que le lleve la preparación.
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Los aficionados de las MMA y el boxeo ven con ojo crítico este tipo de eventos. Las ganancias que generan son un gran atractivo para las promotoras y muchas prefieren colocar a personajes de la farándula de internet antes que a atletas profesionales que llevan toda una vida entrenando y en muchos casos compaginando su vocación con otro trabajo.