Desde que se conocieran los resultados de el referéndum para la salida del Reino Unido de la Unión Europea, la tensión entre ambas partes no ha parado. Cada uno de los actores de las negociaciones respecto a los términos del Brexit, ha buscado llevarlas a su terreno, con un claro predominio por parte de la UE.
Una de las áreas que más dolores de cabeza ha dado al ejecutivo de Boris Johnson en la última época es Irlanda del Norte. Reino Unido amenazó en las últimas reuniones del G7, realizadas esta semana, que adoptaría medidas unilaterales al respecto. Sobre todo en cuanto al flujo de bienes entre Gran Bretaña y las provincias del Ulster. “He hablado con algunos de nuestros amigos hoy aquí que parecen no comprender que el Reino Unido es un único país, un único territorio. Tengo que meterles eso en la cabeza”, afirmaba Boris Johnson al respecto.
El Gobierno británico argumenta que los controles pactados para determinar el flujo de personas y mercancías entre las dos Irlandas, debieran ser más flexibles. Por lo menos a la hora de su aplicabilidad. Por su parte la UE volvió a responder como desde que se inició el proceso del Brexit, con una sola voz. “Ambas partes deben implementar lo que se acordó. Hay unidad completa en la Unión Europea respecto a esto”, dijo Von der Leyen vía Twitter.
Lo que sí que fue un punto de acuerdo entre todas las partes presentes en las reuniones del G7 fue su postura frente a preservar el Acuerdo de Viernes Santo. Con él, se puso fin al conflicto armado, de forma oficial, en Irlanda del Norte. No obstante todavía han seguido los actos violentos por parte de escisiones del IRA, grupos paramilitares unionistas y la policía británica. Es por todo esto, que las 7 provincias del norte de la isla esmeralda fue el mayor foco de conflictividad y problemas para los gobiernos británicos, y todavía lo sigue siendo.
