El pasado 28 de febrero, la policía polaca detuvo al periodista Pablo González en la ciudad de Rzeswów, acusado de portar dos pasaportes rusos falsos. Según la propia policía, el periodista llevaba años realizando supuestas actividades a favor del gobierno ruso, el espionaje entre ellas. Desde aquel día, Pablo estuvo más de cuatro días incomunicado en dependencias policiales, donde ni su abogado pudo conocer nada acerca de su estado.
Pablo González es un periodista de origen vasco, nació en Moscú, ya que su abuelo fue un niño de la guerra emigrado a la capital rusa. Por lo tanto, posee triple nacionalidad, rusa, española y además polaca, puesto que tiene Varsovia como su base laboral. Está especializado en la política y conflictos del este de Europa, razón por la cual se hallaba en la zona cubriendo la actualidad de la reciente guerra de Ucrania.
Ya el pasado día 6 de febrero, los servicios secretos ucranianos llamaron a Pablo a personarse en Kiev. Le acusaron de “prorruso” y prácticamente fue obligado a abandonar el país. Al mismo tiempo, agentes del CNI acudían a su vivienda familiar y a la de algunos allegados suyos en Euskadi y Cataluña. A los mismos, los interrogaron para intentar establecer vínculos entre su desempeño profesional y posibles vinculaciones con el estado ruso. Algunos interrogados afirmaban que en Ucrania se le acusa de trabajar “en un medio pro-ETA, diario Gara, y subvencionado por Rusia”.
🇪🇸🇵🇱❗️ Sean cuales sean las acusaciones contra @PabVis en #Polonia esperamos que las autoridades le traigan de vuelta a #España lo antes posible.
Pablo siempre ha hecho un buen trabajo en sus coberturas tanto en el Nagorno-Karabaj como ahora en Ucrania. pic.twitter.com/LtQsHYeXCh
— The Political Room (@Political_Room) March 6, 2022
Los días pasaban y no se conocía nada acerca del estado físico ni jurídico de Pablo González. Su abogado, Gonzalo Boye informaba de que no le era posible comunicarse con él, ni conocer nada acerca de su cliente. Mientras tanto, el gobierno de España no hacía declaración pública ni reclamación al gobierno polaco ninguna, respecto a la detención. No es muy difícil suponer que este caso lleva detrás la palabra “montaje”, y lo mínimo que debería de realizar el gobierno es traer a Pablo a España. El periodista vasco ha sido acusado de espionaje al servicio del gobierno ruso, lo cual está penado con 10 años de cárcel en Polonia. Por el momento, parece que mínimamente tendrá que cumplir 3 meses de prisión provisional hasta que de fije la fecha del juicio.
Justo cuando se está dando uno de los mayores ataques contra la libertad de prensa en Europa, detienen a un periodista, como mínimo parece que incómodo para la Unión Europea. La censura de RT y Sputnik, acusadas de máquinas de propaganda rusa son el ejemplo de que cualquier supuesto “derecho fundamental” se puede suprimir si la situación lo requiere. La labor que Pablo ha realizado durante años cubriendo conflictos bélicos en el Este de Europa demuestran su trayectoria profesional. Su detención, obedece a la escalada de coerción de libertades que se están comenzando a dar en Europa ruto de la situación en Ucrania.
Después de 4 días, acabamos de ser informados por el Consulado de España en Polonia que a @PabVis le acusan de un delito de espionaje del artículo 130.1 del Código Penal polaco y que se encuentra en prisión provisional en la cárcel de Rzeswów.
— Gonzalo Boye (@boye_g) March 3, 2022
Las últimas dos semanas han demostrado la capacidad de agudización y polarización que tiene la propaganda y la desinformación constante. Es por ello, que en estas situaciones tan complejas, más que nunca, es necesario el desempeño del periodismo crítico y veraz. Numerosos periodistas y agencias a nivel internacional se han solidarizado con Pablo y mostrado en contra de su detención. Desde el Baluarte siempre defenderemos la libertad de expresión y de prensa y lucharemos porque sea un derecho para todos.