Cuba sigue adelante con un paquete de reformas del denominado “sistema socialista” que impera en la isla caribeña. Las medidas aplicadas por el Gobierno son más contundentes y apuntan a la construcción de un modelo de producción muy diferente al que se ha implementado en los últimos 60 años.
Factor clave: El papel del Estado se reduce y aumenta el del sector privado, algo que se ha venido implementando en los últimos años, pero que ahora se ejecutará con mayor vigor. Una medida que el Gobierno cubano ve como salida a la profunda crisis que vive la isla, caracterizada por una pobre capacidad productiva, la histórica dependencia a la desaparecida Unión Soviética y el embargo que mantienen los Estados Unidos desde hace más de medio siglo.

Una crisis que tiene como génesis una pobre capacidad productiva, la histórica dependencia a la desaparecida Unión Soviética
El pasado sábado, las autoridades anunciaron que liberalizarán por fin la actividad de los “emprendedores y trabajadores por cuenta propia” en la mayoría de las esferas económicas, eliminando la actual lista restrictiva de 127 trabajos que hasta ahora podían ejercer.
La medida ha sido recibida como una “buena noticia” y un “paso en la dirección correcta” por economista liberales, sin embargo, estos halagos van acompañados de recomendaciones de radicalizar aún más estas iniciativas.
En 2010, había en Cuba 157.000 trabajadores por cuenta propia. En 2014, la cifra de autónomos cubanos era ya de 478.000, y hoy son más de 600.000 (el 13% de la población activa) los que tienen licencia para ejercer los 127 trabajos autorizados.
De la medida se excluirán, parcial o totalmente, 124 actividades a las que el sector privado no podrá acceder por considerarlas el Estado de su incumbencia, asuntos prioritarios o de seguridad nacional, como la medicina, la educación, la defensa o la explotación de recursos naturales.

La decisión llega en momentos en que la isla se enfrenta con una compleja reforma monetaria en marcha
La decisión llega en momentos en que la isla se enfrenta a una compleja reforma monetaria en marcha, escasez de productos, ausencia de turismo, falta de liquidez, y la caída del PIB en 2020, debido a la epidemia de coronavirus, el recrudecimiento del embargo estadounidense durante la gestión Trump y la ineficiencia del sistema productivo estatal, que fue de un 11%.
