El pasado sábado una refinería de Repsol derramó cerca de 6000 barriles de petróleo en la costa del norte de Lima (Perú). El derrame, según los datos oficiales afecta a más de 18 kilómetros cuadrados de mar y costas, sin embargo, expertos afirman que afecta realmente a más de 960, provocando lo que se confirma como el peor desastre natural de los últimos tiempos en la zona.
Trabajadores contratados por Repsol fueron los primeros en llegar al lugar de los sucesos, sin una clara dirección de como actuar. Desde la organización Oceana Perú denuncian que estos trabajadores comenzaron a cavar agujeros en la arena para intentar ocultar la espuma negra que viene del mar y que desde el primer momento la compañía intentó tratarlo con total ocultismo.
Por su parte, Repsol ha eludido todas las responsabilidades afirmando que el daño ha sucedido a causa de la falta de alerta de tsunami tras la explosión del volcán Tonga por parte de la Marina peruana. Sin embargo, la compañía presidida por Antonio Brufau puede verse ante la justicia ya que se considera que posiblemente no contara con la capacidad suficiente para ejecutar el plan de contingencia. Repsol notificó al principio la existencia de una mancha iridiscente de apenas 2’5 metros.
Estamos desplegando todos los medios posibles para la remediación del litoral a causa del incidente en Ventanilla provocado por la erupción volcánica en Tonga. Consulta el detalle de todas las labores que estamos llevando a cabo 👉 https://t.co/o6iF0dtnjp pic.twitter.com/MDfk2aLJL6
— Repsol (@Repsol) January 19, 2022
Varias asociaciones ambientales han acudido al lugar de los sucesos para intentar limpiar la zona y ayudar a los cientos de animales que aparecen perjudicados o directamente muertos arrastrados por la corriente y amontonados en la costa. Además, el desastre afecta también a cientos de familias que viven de la pesca en la zona y que van a tener que suspender su actividad durante un largo periodo.
