En el año 2020 ha cambiado nuestra forma de vivir y trabajar. La pandemia, los ERTES, el teletrabajo, entre otros, son factores que han modificado aun más las relaciones laborales y los espacios de trabajo. Sin embargo esto no ha hecho variar en exceso los datos de la accidentalidad y mortalidad laboral.
Durante el año de la pandemia han habido menos accidentes graves que en el curso 2019. Sin embargo, el numero de fallecidos al año ha aumentado, manteniéndose por encima del umbral de los 500 trabajadores. Esto no es ningún tipo de anomalía, en los últimos 5 años se han mantenido estos datos. La única excepción es el año 2016 en el que fallecieron 496 personas.
Asimetría informativa
Una forma de ubicarnos y conocer la magnitud de este problema, es comparar los datos de “víctimas mortales del trabajo” con las de otros fenómenos sociales más reconocidos mediáticamente. Por ejemplo, las víctimas mortales de la violencia de género.
Las víctimas mortales por motivos de género en España durante el año 2020 fueron 45 según datos oficiales. La siniestralidad laboral durante ese mismo período lo supera en más de 10 veces.
¿Son los accidentes laborales sucesos aislados?
Los medios de comunicación tienen un papel determinante en la concepción de las problemáticas sociales aunque les deleguen diferente importancia. En el caso de los accidentes laborales a menudo son nombrados como sucesos o relatados como historias individuales.
Suceso, en el sentido periodístico de la palabra, suele denotar hechos curiosos, raros, de interés volátil. Las noticias de sucesos son las piezas estrella del sensacionalismo. Sin embargo los accidentes y fallecidos en el trabajo son una constante temporal, que incluso se agrava con el paso de los años.
Medio millar de personas fallecen anualmente en España por el hecho de ir a trabajar. Es ya el momento de saber si esto nos incumbe a todos o es pura casualidad.
