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El auge de la extrema derecha europea

Ante la pregunta de si estas organizaciones son fascistas, debe trazarse una gruesa línea. Gruesa línea entre fascismo y extrema derecha. Entre quienes abogan por el de terror para acabar con la lucha revolucionaria de la clase trabajadora mediante la persecución, tortura y asesinato.

Mucho se ha hablado del aumento de la extrema derecha en Europa en los últimos diez años. Pero, ¿qué partidos representan estas posiciones ultraconservadoras y reaccionarias? Y, ¿son equiparables al fascismo?

Hace unos días, ERC, CUP y Junts mostraban carteles con simbología antifascista ante la intervención de Ignacio Garriga de VOX en el parlamento de Cataluña. Por su parte, Ada Colau festejaba la candidatura de Pablo Iglesias a la Comunidad de Madrid para plantar cara a Isabel Diaz Aysuo quien “representaba el neofascismo”.

 


 


Pura demagogia por parte de organizaciones nacionalistas catalanas quienes colaboraron abiertamente con la dictadura franquista. Véase el caso de la Lliga Regionalista, el presidente Tarradelles auspiciado por el delfín de Franco, Adolfo Suárez, o el propio Jordi Pujol, quién creó una entidad bancaria privada en plena dictadura, Banca Catalana. O por parte de partidos como Podemos que con su política antiobrera han sembrado el terreno idóneo para el auge de partidos como VOX.

Ante la pregunta de si estas organizaciones son fascistas, debe trazarse una gruesa línea. Gruesa línea entre fascismo y extrema derecha. Entre quienes abogan por el de terror para acabar con la lucha revolucionaria de la clase trabajadora mediante la persecución, tortura y asesinato. Y entre quienes defienden políticas ultraconservadoras, ultranacionalistas. Los euroescépticos y populistas.

Los principales partidos de la extrema derecha europea los forman en estos momentos el polaco PiS (Ley y justicia), el italiano Liga Norte de Salvini y  FIDESZ, Unión Cívica Húngara de Viktor Orbán. Los tres ostentan el cargo de primer ministro. Los tres se reunían hace escasos días en Budapest para perfilar una plataforma política  que compita con el PPE Partido Popular Europeo.

 

Otro partido dispuesto a ocupar la presidencia de su país es Agrupación Nacional, el antiguo Frente Nacional. Marine Le Pen, hija de Jean Marie Le Pen, obtuvo el 21,3% de los votos en la primera ronda de las elecciones de abril de 2017, detrás de Macron. En  la segunda vuelta perdió con el 33,9% de los votos.

En Alemania el nacionalismo está liderado por Alternativa para Alemania (AfD). En las últimas elecciones federales obtuvo el 12,6% de los votos. La mayoría de partidos alemanes, incluida la CDU de Merkel, han optado por la táctica del cordón sanitario, que no ha impedido que el partido de Jörg Meuthen siga cosechando éxitos electorales.

El Vlaams Belang en Bélgica se convirtió en la segunda fuerza política en la región de Flandes en las elecciones de 2019. Tiene relaciones con Junts per Catalunya y Carles Puigdemont, que ha sido arropado por los flamencos en manifestaciones en Bruselas.

 

El Vlaams Belang se manifestó el sábado en Barcelona apoyando la independencia de Cataluña.

 


Otras organizaciones que continúan aumentando la representación política son el Partido por la Libertad de Países Bajos. Obtuvo el tercer lugar en las últimas elecciones.

La Alianza para la Unión de los Rumanos, Partidul Alianța pentru Unirea Românilor, ha liderado amplias manifestaciones contra las restricciones en Rumanía que se han saldado con centenares de detenidos.

Demócratas de Suecia es un partido fundado en 1988 y Jimmie Åkesson su líder desde 2005. Tiene 62 representantes de 349, el 18% del total en el parlamento.

En Finlandia el Partido de los Finlandeses, anteriormente conocido como Verdaderos Finlandeses, tiene 39 de 200 parlamentarios. Raül Romeva, uno de los condenados por el procés, preso en la cárcel de Lledoners, acudió invitado por esta formación al parlamento de Finlandia en octubre de 2016.

 Tildar a cualquier organización nacionalista, conservadora o ultrareligiosa, incluso sionista, como el caso de VOX, de fascista, es un grave error. Los cordones sanitarios son una pantomima en cuanto pretenden escenificar una división totalmente teatralizada en el juego parlamentario. Siendo a su vez una triquiñuela desesperada de algunas organizaciones de izquierda y derecha por blindar su cosecha electoral. La realidad es que todos, nacionalistas, derecha o izquierda del sistema, todos son representantes de uno u otro sector del empresariado y sus intereses económicos.

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