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El falso delirio del aumento de empleo

Las cifras del aumento del empleo en España no son más que una vana quimera de la tan prometida recuperación económica, pues se basan en dos pilares un tanto traicioneros: la turistificación del país y el carácter deficiente y temporal del empleo. 

Comienza el verano y con él el engañoso aumento del empleo en España. Según Adecco, este incremento podría superar incluso el 20%, lo que supone 1,24 millones de contrataciones más. Con todo, estas cifras no muestran más que una vana quimera de la tan prometida recuperación económica, pues se basan en dos pilares un tanto traicioneros: la turistificación del país y el carácter deficiente y temporal del empleo. 

Conforme a los datos, las comunidades autónomas que van a albergar la mayor parte del aumento de contrataciones van a ser Cataluña, la Comunidad Valenciana, la Región de Murcia, Madrid y Andalucía. Casualmente, todos estos territorios, a excepción de Murcia, se encuentran en el listado de las cinco autonomías españolas que más turistas reciben, con una suma de 48,5 millones de visitantes en 2019. 

Esto implica inevitablemente una dependencia de la creación de puestos de trabajo con respecto a la temporada turística. Si se observan los gráficos de desempleo de los años precedentes a la pandemia, hay un patrón muy marcado: los meses de junio, julio y agosto constituyen siempre una bajada notoria del paro. No obstante, esta tasa vuelve a mostrar una tendencia marcadamente ascendente entre septiembre y las vacaciones de Navidad. 

Por lo tanto, si se sabe que la participación del sector turístico en el PIB superó el 12% en 2019, las variaciones en la creación de empleo pueden llegar a ser comprensibles. 

Esto nos lleva al siguiente punto: la temporalidad de los contratos. Como se ha mencionado antes, la tasa de desempleo suele experimentar una fuerte bajada durante el periodo estival. Ahora bien, la temporalidad se dispara, sobre todo las contrataciones exprés para unos pocos días, y las ofertas se limitan a sectores muy determinados. 

Al contrario de lo que se hace creer, la temporalidad puede considerarse un defecto profundamente afincado en España, que, en términos absolutos, lleva varias décadas estancada en tasas cercanas al 25%. Esta cifra, que duplica la media europea, coloca al país a la cabeza de la temporalidad en el continente. Por añadidura, esta coyuntura incide mucho más entre los jóvenes. De acuerdo a los últimos datos de 2020, la tasa alcanzó el 65,5% entre los menores de 25 años. 

En lo referente a la explotación laboral, se sabe que también ha tenido una evolución en ascenso durante los últimos años. Esta realidad se materializa especialmente en periodos estacionales en los que el aumento de ofertas laborales es palpable, pues se aprovecha la necesidad de muchos grupos sociales, como los jóvenes, para aumentar desmesuradamente las jornadas laborales y reducir los salarios al mínimo, o para no pagar las innumerables horas extra realizadas por los trabajadores. De hecho, se sabe que más del 44% de todas las horas extra de 2020 no fueron remuneradas. 

¿Qué ha hecho la ministra de trabajo para evitar esta situación?

Por el momento, la medida estrella de Yolanda Díaz parecen ser los ERTEs, pues ni siquiera ha cumplido con su promesa de derogar la Reforma Laboral de Rajoy. Casualmente, los ERTEs afectan mayoritariamente al sector de la hostelería y al sector turístico, que son precisamente los sectores que están en boga durante todo el periodo estival. 

Sin embargo, la CEOE ya ha empezado a mostrarse reacia a que esta medida se alargue, y ha admitido que “los ERTEs tienen que ir acabando”. Además, varios expertos coinciden en que es bastante probable que esta estrategia desemboque en numerosas quiebras y concursos de acreedores. 

De todas formas, la ministra también ha tratado de realizar varios pactos con la patronal, con el objetivo de reducir la temporalidad y la precariedad que corrompen el empleo español. 

Sobre la primera cuestión, Díaz pretende limitar la duración máxima de los contratos temporales a un año y garantizar la contratación indefinida tras 2 años de temporalidad. Como no se esperaba de otra forma, la CEOE ha rechazado estas propuestas, alegando que estas medidas dañarán el empleo en varios sectores, especialmente en aquellos que tienen un alto grado de dependencia con la temporalidad, como la hostelería. Así, la ministra se ha dispuesto a encontrar otras medidas que complaciera más al grupo empresarial.

De la misma manera, Díaz ha llamado a los empresarios a cerrar un pacto contra la precariedad en España, aunque parece ser que no ha hecho ninguna propuesta contundente.

Así, el falso delirio de la recuperación económica que se nos está vendiendo no es más que el tupido velo que pretenden correr para ocultar la verdadera naturaleza del empleo en España: un empleo basado en la explotación y en la inestabilidad. 

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