Esta semana, el comité de empresa de Urbaser, empresa dedicada a la recogida de basura en Santiago de Compostela, decidió convocar huelga indefinida para el 18 de julio. Tal como informamos ayer, esto coincide con la misma declaración por parte de los trabajadores del mismo sector en Vigo para el 15 de julio. Como curiosidad, Urbaser es la misma empresa contratada para la limpieza del ayuntamiento de Vigo, clausurada de forma bochornosa y arbitraria por los sindicatos CIG y UGT.
Desde el comité compostelano se señala que las propuestas de un nuevo convenio (ya que el anterior expiró en 202o) son insultantes. Afirman que no se cumplirían las vacantes, lo que supone una sobrecarga de trabajo para la plantilla fija (que no se ve retribuida de forma acorde). Además, la subida salarial propuesta por la empresa no alcanzaría un 1% anual, negándose a incluir una cláusula de revisión. Tal como vemos, la inflación es una gran espada de Damocles para los trabajadores.
La declaración de huelga se daría con proximidad a las Fiestas del Apóstol, una época de gran ocupación turística para la capital gallega. Ante esto, el alcalde, Xosé Sánchez Bugallo (PSOE), mostró preocupación por el deterioro de la “imagen” de la ciudad. Además, ante la solicitud del comité, Sánchez Bugalo renunció a la mediación, declarando que «las relaciones laborales son competencia exclusiva de la empresa con sus trabajadores». Al mismo tiempo, insinuó que se impondrán unos servicios mínimos que hagan que la huelga no tenga repercusión en el negocio turístico. Con estas “desafortunadas” declaraciones el regidor compostelano pretendía crear la confrontación trabajadores vs ciudadanos. Cuando, en realidad, los culpables del empeoramiento de las condiciones de trabajo son la administración pública y la empresa contratada.
A parte de la huelga paralela en Vigo, la convocatoria coincide con el paro de los trabajadores del Hostal dos Reis Católicos en plena temporada turística. De esta forma estamos viendo como se está dando un proceso cuyo exponente reciente fueron las movilizaciones en el sector del metal (siendo simultáneas en Euskadi, Galicia o Cantabria). También, de forma no tan simétrica, con las huelgas de los autobuses en varias ciudades españolas. Sin embargo, aunque haya más razones que nunca, sigue sin realizarse una huelga general.