Casi 10 años después del cierre de la central de Santa María de Garoña, en Burgos, el debate sobre la energía nuclear vuelve a Castilla y León. Expertos del sector e ingenieros industriales de las provincias de Valladolid, León, Palencia y Burgos, entre otras, buscan rescatar una fuente de energía que el ejecutivo de Sánchez parece no valorar.
Los expertos proponen la instalación de reactores de nueva generación, más pequeños y que no necesitan ser montados in situ, conocidos como reactores modulares pequeños, o SMR por sus siglas en inglés. Estos reactores de fisión dispondrían de una tercera parte de la potencia de reactores convencionales como los que se encuentran en Ascó. Su modularidad permite abaratar los costes fijos asociados a la construcción de la central y transporte de materiales hacia el lugar definitivo. Esto los haría idóneos para ser construidos por toda la geografía, allá donde las necesidades de producción energética más lo demandaran.
Los SMR ya habían sido una alternativa explorada por los ejecutivos francés y británico, con el primero anunciando una inversión de 1.000 millones de euros para su construcción a corto-medio plazo. La alternativa nuclear ha ganado peso en el contexto de la guerra en Ucrania, donde el anteriormente principal proveedor de energía a Europa, Rusia, se enfrenta a graves sanciones a consecuencia del conflicto.
La situación en España también se ha recrudecido, reforzando la dependencia del gas estadounidense a consecuencia de la guerra en el Este y la catastrófica relación de los Gobiernos de España y Argelia tras la traición histórica al Sáhara. Esto hace que la actitud del Gobierno ante el inminente cierre de las centrales nucleares en activo parezca aún más temeraria.
El golpe de timón del PSOE de Felipe González, allá por 1983, dejó a Castilla y León sin el proyecto de la central nuclear de Sayago, en Zamora. El PSOE de Zapatero volvió a arremeter en contra la única central castellano-leonesa que quedaba, y de nuevo el PSOE, esta vez con Sánchez, busca poner la puntilla final en el ataúd de la producción energética de fisión en la Comunidad.
El debate sigue abierto, con cada vez más países posicionándose a favor de la energía nuclear en combinación con las fuentes renovables.
