El pasado 2 de septiembre, el Banco Sabadell anunció a los sindicatos del Comité de Empresa su voluntad de iniciar un proceso de Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que afectaría a entorno a 1.900 trabajadores de la entidad de crédito, un 13% de la plantilla, a través tanto de prejubilaciones como sobre todo de despidos directos. La entidad justifica esta reducción de plantilla tanto por la ineficacia del plan de salidas como principalmente por la bajada de la rentabilidad, situada en el 3% , frente al coste del capital, situado en el 9% ,situación que se vio agravada, según la argumentación de la entidad, tanto por la crisis de la COVID-19 como por los persistentes bajos tipos de interés que mantiene hasta el día de hoy el Banco Central Europeo.
El caso del Banco Sabadell no es más que otro episodio del proceso de fusiones y de las mal llamadas reestructuraciones de plantilla que se han producido en los últimos años en el sistema financiero español. En la actualidad entidades financieras como Santander (3.572 empleados afectados ) BBVA (2.935 empleos destruidos previstos) o Caixabank ( se prevé la destrucción de 6452 empleos tras la absorción de Bankia ) acaban de finalizar o están inmersos en procesos de ERE para reducir sus plantillas para conseguir la máxima reducción de gastos, cargando así el peso de la crisis económica en las espaldas de los trabajadores, ya sea a través de prejubilaciones que suponen en la práctica congelaciones salariales en las cuales el poder adquisitivo de los trabajadores va disminuyendo a lo largo del tiempo a raíz de la tendencia a la inflación estructural de los precios en nuestro país, así como los despidos y bajas “voluntarias” dadas en los últimos tiempos o el comienzo del proceso de deslaborización a través del cambio jurídico de relación laboral a relación mercantil que ya padecen parte de los trabajadores del sector en entidades como Nationale-Nederlanden.
En contraposición, los beneficios de la banca se van recuperando e incrementando durante el primer semestre de 2021 tras su bajada del año 2020 debida a la situación de pandemia, hechos, todos ellos, que debemos encuadrar en el proceso sistémico de concentración del capital financiero en la actual etapa histórica monopolística del capitalismo recrudecido en sus fases de crisis del ciclo económico.