Durante la última década, se observa en España un gran incremento en la cantidad de turistas que llegan al país, convirtiendo al sector servicios (relacionado totalmente con el turismo) en una de las bases de la economía. En el año 2008, un total de 57,2 millones de turistas llegaron a España. Tras un breve receso provocado por la inestabilidad económica, progresivamente el sector avanzó hasta tal punto que en el año 2019 se llegó a una cifra histórica, 87, 3 millones, de los cuales 73, 1 millones tenían como única finalidad el turismo de ocio.
Es importante recalcar que el turismo aporta más de un 19% del PIB en España, mientras que actualmente el porcentaje del sector industrial, en constante decaída desde el año 2000, es de un 16%. El sector agrícola, en completa decadencia sufrió un repunte, llegando a un récord del 11%.
Las políticas de la PAC y la transición “ecológica” hicieron de España un bar y un estanco, en el que comprar bebida barata, pero sin un campo productivo, lleno de terratenientes que cobran subvenciones de la UE y con trabajadores despedidos por fabricas cerradas. Mientras tanto, el mayor porcentaje de ingresos son generados por extranjeros que llegan a zonas como las del Este de España, en las que se fomenta un ocio destructivo.
El turismo de borrachera es el que reina en zonas como Magaluf, Salou o Gandía, destinos en los que durante las oleadas de viajeros jóvenes, se pueden observar noticias a diario de muertos tras noches de desenfreno, dando una imagen bochornosa del país.
El turismo durante la pandemia
España atraviesa actualmente una grave crisis. La dependencia total de este sector provocó que durante los meses en los que el país tuvo que estar completamente confinado se perdieran un total de 65 millones de viajeros foráneos. Pese a que el gobierno intentó de todas las formas que este sector (y sobre todo su patronal) no se hundiesen, relajando las restricciones de manera arbitraria en los periodos de gran flujo de visitantes, el año pasado creó una gran mella en la economía española, dejando claro la problemática de que la industria desparezca dejando que sea el consumo de los turistas lo que mantenga a tu país.
Para colmo, durante los últimos meses, en los que las restricciones para los españoles han sido duras, los turistas han podido acceder al pais con una simple PCR. Mientras se permitían los transportes entre comunidades, no se reguló de ninguna manera la gran cantidad de viajeros que volvieron a practicar un turismo de borrachera, recreando las mismas situaciones que en Magaluf o Gandía, pero en esta ocasión en fiestas ilegales en pisos.