Hace ya más de un año desde que algunos vecinos del barrio de Ategorrieta recibieron burofaxes en los que se les comunicaba la cesación de su contrato de alquiler. Pese a que muchos de los inquilinos llevaban varias décadas habitando en estas viviendas, nada impidió al fondo buitre Azora comprar la Inmobiliaria Vascongada, la empresa que había alquilado los domicilios.
El fondo de inversión Azora fue creado en 2003 por Concha Osácar y Fernando Gamuzo, ambos exdirectivos del banco Santander. Actualmente, se calcula que poseen alrededor de 13.000 viviendas en alquiler, 320 de las cuales se encuentran en Donostia. Además, teniendo en cuenta la influencia que Azora ha tenido en otras ciudades como Madrid o Barcelona, se sabe que su patrimonio tiene un uso meramente especulativo.
En el caso de los residentes de Ategorrieta, el fondo buitre les ha impuesto la tácita reconducción. Dicho de otra forma, los vecinos están obligados a pagar mes a mes, sin ningún contrato firmado. Por supuesto, la empresa no asegura a los inquilinos que vayan a disponer de su casa al mes siguiente. Según estos, la tácita reconducción es una estrategia de desgaste que Azora está llevando a cabo para que estos abandonen los pisos.
Hace poco más de un año, cuando el problema se hizo público, el alcalde de la ciudad, Eneko Goia (PNV), no tardó en posicionarse a favor de los afectados. Accedió a reunirse con ellos, e incluso a negociar con el fondo de inversión. Sin embargo, este empeño concluyó en una promesa que no se ha cumplido. Con respecto al Gobierno Vasco, no se ha hecho ninguna declaración sobre la cuestión desde el ejecutivo autonómico.
A este efecto, el Frente Obrero realizó ayer, 2 de junio, una agitación en el centro de Donostia para denunciar la situación que están viviendo estas familias trabajadoras.
