Las recientes filtraciones de las conversaciones entre el presidente de la Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, y el barcelonista Gerard Piqué han acaparado portadas durante los últimos días. Las redes sociales tampoco han sido menos, y el asunto entre ambos personajes ha sido trending topic. Numerosos periodistas, medios, aficionados y en general todo tipo de opinólogos, han hablado últimamente de la corrupción del fútbol y de su negocio. Sin embargo, no es el primero ni el último caso de este tipo en el mundo del fútbol. Universo que ha pasado de ser un juego popular que representaba a sus propias comunidades a un nicho de dinero e influencias.
Yendo por partes, se tocarán algunos casos en los que la pregunta ¿fútbol negocio o negocio del fútbol? tiene todo el sentido del mundo. Cómo cualquier otra área económica en el mundo capitalista en el que nos encontramos, la prioridad de las élites es la búsqueda del máximo beneficio. Hace treinta o cuarenta años, en el fútbol de primer nivel nivel, los dueños de clubes eran adinerados empresarios locales. Hoy en día, la mayoría de los propietarios son grandes fondos de inversión extranjeros, sobre todo provenientes de países emergentes con recursos o de los Estados Unidos. Obviamente, la conexión con su comunidad, ciudad o región es práctica o totalmente inexistente en la mayoría de los casos, primando la venta de entradas, merchandising y derechos televisivos. Y es que estos últimos se han convertido en la principal fuente de ingreso de los clubes.

Acto perteneciente al próximo mundial de fútbol en Qatar. Fuente: Fútbol Total
La llegada de inversores de de Oriente Medio se abrió hace unos 10 o 15 años, teniendo su clímax en la proclamación de Qatar como anfitrión de la Copa Mundial de 2022. La elección de la candidatura qatarí se realizó en un ambiente impregnado de corrupción, amaño y venta de influencias en la cúpula del fútbol y del mundo político mundial. Por desgracia eso no es lo más grave, sino los más de 6000 trabajadores fallecidos en la construcción de los estadios. Mientras la FIFA proclama su rechazo del racismo y cualquier actitud contra los “derechos humanos”, son cómplices y participes de semejante fechoría. De hecho, nadie se ha pronunciado ante la situación de trabajo infrahumana de los operarios llevados a Qatar para la construcción de los estadios.
Nuestro país, no se queda atrás en estos asuntos. En los últimos 4 años, la Supercopa de España ha sido modificada en formato, lo cual podría considerarse como un cambio positivo para dar emoción al torneo. Ha pasado de 2 a 4 participantes y de realizarse en el mes de agosto a diciembre, por motivos puramente comerciales. Asuntos que podrían ser justificados por clubes, federación patrocinadores y demás infraestructura del mundo del fútbol. Lo que ya no es ni mínimamente justificables es el hecho de que el torneo se dispute en Arabia Saudí, es decir, a unos 5000 kilómetros de distancia. Así se demuestra de forma netamente clara que los aficionados son los últimos de la fila en el negocio del fútbol hoy en día.
Es importante recordar que Arabia Saudí es el país de las lapidaciones a homosexuales y mujeres, de ejecuciones públicas y un largo etcétera de crímenes contra la humanidad. Por recordar uno de los más sonados, el asesinato del periodista crítico con el régimen saudita Yamal Khashoggi en la embajada del país en Estambul. El sport washing, se ha convertido en una de las técnicas más usadas por los regímenes más autoritarios para lavar su imagen. Por ejemplo, la compra del Newcastle United por parte del Fondo Soberano Saudí este verano.

Manifestación en petición de justicia por el asesinato de Yamal Kassoghi. Fuente: El Confidencial.
En el mundo de los clubes europeos, también dió mucho que hablar la famosa Supercopa Europea. Este torneo pretendía aunar a los grandes y millonarios clubes europeos para competir únicamente entre ellos, saliendo de sus competiciones domésticas. Bajo la premisa de supuestamente producen mucho más dinero de lo que ganan, las cúpulas de estos clubes pretendían dejar atrás las actuales ligas nacionales. El escándalo copó portadas, y sólo el escarnio público, la presión de los fans y sobre todo la presión de los propios países pudo frenar dicho despropósito. Por ir terminando, ya que este artículo podría ocupar numerosas páginas, recordar también que el anterior presidente de la Federación Española de Fútbol ha sido condenado y encarcelado.
Estos son solo algunos de los más importantes ejemplos en los que se ha demostrado que el fútbol ya no es un juego. Ya no es un deporte que cree un enorme negocio a su alrededor, lo cual es positivo que personas de todo tipo se dediquen a ello. Sino que unas pocas personas, miembros de un selecto club privado participan de un negocio muy jugoso a todos los niveles. Esto incluye dinero, poder político, influencias, y todo tipo de asuntos más o menos oscuros que es difícil imaginarse. Los últimos audios filtrados entre Rubiales y Piqué son solo la punta de un iceberg que sólo asoma de vez en cuando, cuando se quiere que asome.