Desde el comienzo de la pandemia del Covid-9 se ha notado más que nunca en los últimos años el aumento de la presencia y autoridad policial. Se ha aprovechado una situación excepcional para tomar medidas que en cualquier otro momento hubieran causado un gran revuelo social. La situación requirió y requiere tomar medidas para controlar la incidencia del virus. No obstante, para paliar la desorganización y falta de planes, se ha tirado de un mayor gasto policial y en seguridad.
Sea patrullando las calles, haciendo controles o de cualquier otra forma, se puede notar que la cantidad de agentes ha aumentado en el último año. De hecho, el Gobierno de Pedro Sánchez presumió de que desde 2018 está apostando por incrementar las plantillas de Policía Nacional y Guardia Civil. En 2020, sacó una oferta pública que supuso más de 5500 nuevas plazas, quienes se llevan el grueso de la subida de presupuesto destinado al gasto del Ministerio de Interior, 231 millones de euros. Según el secretario de Estado de Seguridad, Rafael Pérez, “no se concibe esto como un gasto, sino como una inversión”.
También mencionar las recientes subidas de sueldo para los agentes de los Cuerpos del Orden y Seguridad del Estado. Según el Ministerio de Interior, los agentes nacionales vieron incrementados sus sueldos un 20% de media en 2020. A esto se les suma la incorporación en unas cantidades significantes de las policías autonómicas y locales. Por ejemplo, el pasado día 27 de marzo, se realizaron las oposiciones para ingresar en la Ertzaintza o en Policía Local en Euskadi. La participación fue masiva, hasta 6671 personas se examinaron, para optar a las 751 plazas ofertadas por el momento, ya que es ampliable.
A esto me refiero con ser crítico. En España hay muchos médicos o personas con formación médica lo que pasa que no los queréis contratar. Eso sí, luz verde para aumentar el gasto en policía y guardias civiles. https://t.co/SRGb1kzZZD
— 𝖆𝖑𝖊𝖝 (@AlexBornMonster) September 21, 2020
Por otra parte, es también llamativo el incremento en los equipamientos utilizados por los cuerpos policiales. Una de estas herramientas, que ha causado polémica en los últimos años, son las pistolas «táser» con las que se han dotado a algunos cuerpos policiales. A finales de 2020, la Policía Nacional comenzó a repartir 300 de estas pistolas. Se trata de unas armas eléctricas capaces de incapacitar temporalmente el sistema nervioso sensorial y motor de quien sufre la descarga. No se conoce a ciencia cierta si pueden provocar lesiones en el sistema nervioso central en un futuro tras ser inmovilizado.
Un hombre ha fallecido en Adeje (Tenerife) después de que la policía le disparase con una pistola táser
Se trata de, al menos, la tercera persona matada por la policía en España con este tipo de armas
Como ya contábamos, los táser son armas letaleshttps://t.co/54t9AQumny
— Todo Por Hacer (@TodoPorHacer1) March 30, 2021
Aunque su uso es , según la Dirección General de la Policía Nacional, eminentemente disuasorio, ya se han dado casos polémicos al ser utilizadas para reducir a civiles. Las situaciones a las que se limita su teórica utilización son realmente subjetivas, quedando siempre en mano del agente. Por lo tanto, quizás no sea la mejor manera de fomentar y trasmitir seguridad a la población.
Está claro que en una época en la que ha sido necesario llevar a cabo políticas a las que la sociedad no estaba acostumbrada, puede causar revuelo. Estos últimos meses, vemos como van cambiando el nivel de las restricciones de forma continuada y cuasi aleatoria cada semana. Toda la situación de cierres perimetrales, “toque de queda” nocturnos, cierre de centros deportivos o lugares de ocio; obliga a disponer de un mayor control y orden público que el existente hasta marzo del año pasado. Pero lo que también se percibe perfectamente, es que ante la falta de planificación, de toma de decisiones fundamentadas y de pensar realmente en salir de la situación lo mejor posible, como país y como sociedad; han tirado por la elección fácil, que es engrosar el presupuesto e infraestructura de seguridad.