Los indultos concedidos a los ‘presos políticos’ el pasado 22 de junio han precedido un aluvión de críticas al papel del ejecutivo. La necesidad de Sánchez de asegurar su mandato ha sido cuestionada por diversas posturas políticas que, lejos de mostrarse como una solución alternativa al ‘conflicto catalán’, pretenden avivar sus llamas.
La medida en sí no ha servido para nada. Los líderes independentistas han aprovechado la situación para mostrarse a los catalanes como mártires, víctimas de España. Dichas organizaciones y partidos han sobrepuesto durante los últimos años el interés nacionalista a los problemas sociales de Catalunya. La utilización de la diferencias culturales ha sido un punto clave para hacer creer a un gran número de catalanes que el problema se encontraba en la pertenencia al estado español. La realidad es que los índices de pobreza han variado poco a uno y otro lado del Ebro.
Las alternativas
Vox, Ciudadanos y PP tampoco contribuyen a calmar las aguas del río. El impacto en el resto de España de las pretensiones independentistas ha generado el caldo de cultivo ideal para que estos partidos obtengan votos y se erijan como el dique de contención frente a ERC, Junts y CUP. La falta de contundencia en el posicionamiento de Podemos, arrastra a gran parte de la población española al desclasamiento nacionalista propuesto por la derecha del sistema.
Las visiones nacionalistas están a la orden del día al otro lado del espectro político. Una parte de la izquierda del sistema también aboga por la ‘vía jurídica’ como solución. Es el caso del creciente ‘Jacobinismo’, que a pesar de no negar la opresión de clase, sí omite las diferencias culturales de las diferentes regiones en España. La unión voluntaria de pueblos no es una opción para esta corriente estática, conservadora y defensora del Estado de Bienestar.
🔴 @GuilledValle sobre los #indultos
💭 “No podemos aceptar el trato de favor a los ultravilegiados, ni el proyecto excluyente que hay detrás.”https://t.co/lj4UmXFvkD pic.twitter.com/nwgoKpm4dd
— El Jacobino (@eljacobinoes) June 21, 2021
Mientras el nacionalismo continúa viralizando el debate público, los pueblos españoles continúan divididos. Problemas comunes como el desmantelamiento de la industria o el desempleo juvenil continúan en segundo plano. La concordia entre gallegos, catalanes, vascos y el resto de españoles no termina de llegar; ni por un lado ni por otro. Mientras nos identificamos con ideales, la realidad aplasta cada vez más el tejido económico de una España incapaz de entender que su diversidad cultural enriquecería a la sociedad.