Habitualmente cuando se comentan los beneficios de pertenecer a la Unión Europea, se nombra la libre circulación de mercancías y la facilidad para viajar. Otra de las razones más mencionadas son también las subvenciones para el desarrollo. Pero estas ayudas no siempre son lo que parecen. Las razones son múltiples y variadas, a continuación se citarán algunas, pero lo más interesante reside en la naturaleza de dichas ayudas.
Entre las ayudas más célebres de las que pueden llegar a los diferentes territorios están los recursos del FEDER. Estos son los Fondos Europeos de Desarrollo Regional, cuyo objetivo reside en fortalecer la cohesión socieconómica corrigiendo los desequilibrios entre las regiones. Según la propia página de la Unión Europea, sus inversiones prioritarias se centran en entornos como la innovación e investigación, las economías de bajas emisiones de carbono y el apoyo a las pymes.
Todo esto parece tremendamente enriquecedor y positivo para aquellas regiones rurales algo más atrasadas, una oportunidad para ir creciendo y desarrollándose poco a poco. En nuestro país hay multitud de regiones que entran dentro de estas especificaciones, ya sea por su situación geográfica, demográfica o económica. Algunas de ellas podrían ser Andalucía, Extremadura o Murcia.
Entremos en algunos casos para entender mejor las limitaciones de las que hablamos. Ceuta, por ejemplo, es la región española que terminó el pasado año con menor porcentaje ejecutado del FEDER que teóricamente tenía asignado entre 2014 y 2020. Según datos del Gobierno Central, a día 31 de diciembre de 2020, sólo el 33,6% de la ayuda programada llegó a su destino, en cifras, 15,32 de 45,3 millones euros. La otra ciudad autónoma, Melilla, le sigue en cuanto a porcentaje más bajo con un 37,6%. Ambas son dos de las regiones menos desarrolladas del país, por lo que es claro que los objetivos han quedado lejos de alcanzarse.
A parte de los datos, es perfectamente notable que en las diferentes regiones del país, no ha habido ningún progreso desde la entrada en la Unión Europea. Las ayudas al desarrollo recibidas no han podido paliar que los trabajadores del campo andaluz tengan las mismas condiciones que hace 40 años. Tampoco que en todo el norte del país, donde la industria pesada y naval era tremendamente potente, sus ciudadanos vean como cierra una empresa tras otra. Lo único que ha producido es que España sea hoy en día un país que viva de los servicios, y que por lo tanto no tenga capacidad productiva.
Desde que se introdujo al país en el Eurogrupo, la pérdida de soberanía ha sido obvia y palpable, suponiendo en gran cantidad de ocasiones un retroceso para la clase trabajadora. Por lo tanto, aunque desde las instituciones se quiera mostrar que es una vía al futuro, sería conveniente preguntar a qué futuro. Si a uno en el que el país sea el chiringuito y el patio de recreo de Europa. O uno en el que se desarrolle de forma soberana y construya una sociedad de progreso y mejora para la clase obrera.
El Frente Obrero apuesta por la salida de la Unión Europea y de la OTAN. @vox_es mientras tanto aspira a ser la muleta de @pablocasado_ que pide que EEUU traiga más ejército extranjero. pic.twitter.com/dcbYUPT8aD
— Fermín Turia (@fermin_turia) October 4, 2020