Hace sólo 3 días, se decretó la adjudicación de los terrenos del astillero de la Naval de Sestao por parte del grupo VPG. Finalmente, la adquisición se realizó por 36 millones de euros, siendo la oferta más alta de todas las existentes. Según el grupo belga, su intención es la de crear un parque logístico de hasta 280.000 metros cuadrados, con una línea de atraque desde el mar Cantábrico de un kilómetro.
Con el proceso de liquidación de los activos del astillero, los acreedores cobrarán parte de sus deudas, las cuales ascienden hasta 120 millones. El pasado 5 marzo, concluyó el plazo de presentación de ofertas, siendo once las propuestas que aspiraban a hacerse con los lotes de activos. Algunos de ellos, junto al sindicato UGT están estudiando recurrir la adjudicación de los terrenos a VPG.
El grupo VGP, se dedica a desarrollar, gestionar y además es poseedor de centros logísticos de última tecnología en toda Europa. Por lo tanto, algo muy diferente de lo que afirmaba el alcalde de Sestao, Josu Bergara, hace sólo unas semanas. Entonces, el primer edil de la localidad vizcaína, afirmaba que los terrenos se destinarían a un uso industrial de forma categórica. Muy similares eran las declaraciones del Gobierno Vasco, quien sugería que lo que más interesaba era dotar a la zona de actividad industrial.
No obstante, la noticia de la venta de los activos a este grupo no ha dejado indiferente a nadie. Los habitantes de la localidad sestaotarra y de la Margen Izquierda del Nervión, llevan muchos años viendo como los iconos industriales de su comarca van desapareciendo. La Naval era el último bastión de lo que fue un pasado de frenética actividad industrial y desarrollo económico y social. Con esta venta, mueren las esperanzas de devolver empleo y prosperidad en un futuro cercano a la Margen Izquierda.
No era para nada de esperar que las administraciones públicas cumplieran sus promesas y sus declaraciones. A pesar de que ahora, la consejera de Desarrollo Económico e Infraestructuras, Arantxa Tapia, se haga la sorprendida ante la adjudicación. Hace ya dos años, cuando los trabajadores se encontraban luchando por mantener sus puestos de trabajo, tanto Gobierno Vasco como Central, no hicieron más que mirar hacia otro lado. No fueron pocos los partidos “progresistas” que prometieron hacer todo lo posible para mantener el astillero. Pero lo único que ofrecieron fue promesas vacías.
En estos momentos el astillero “hermano” de Navantia en Ferrol, también da señales de “peligro de muerte”. Ante la falta de carga de trabajo, sus empleados se han unido a la huelga convocada en la región. Esta ha sido organizada ante la evidente y preocupante desertización industrial que está sufriendo la comarca. Al cierre de Siemens Gamesa en As Somozas, se une el de la central térmica de Endesa en As Pontes. Lo cual crea un escenario más que problemático de una zona que también desfallece poco a poco ante la ola de desindustrialización que lleva sufriendo el norte del país en los últimos 40 años.
El caso de la Naval, deja claro que ante este grave problema, las soluciones de los gobiernos no pasan por una industrialización real del país. Su intención sin embargo, es la de aceptar las directrices de la Unión Europea en materia económica y acceder a los designios de las grandes empresas.
Con esta polémica adquisición acaba el último halo de esperanza para el astillero de la Naval, para Sestao y para la Margen Izquierda.