Al igual que otros muchos asuntos cruciales para el desarrollo del país, el sistema educativo español es un completo desastre. La falta de estrategia, de organización y por lo tanto de planificación por parte de los sucesivos gobiernos, no ha hecho más que devaluar dicha área. Son numerosos los problemas que atañen al sector educativo, veamos algunos de los más importantes.
Una de las principales causas para este declive es la continua sucesión de Leyes Educativas. Desde el año 1970, hasta 7 leyes diferentes han sido aprobadas e implantadas. Desde la LGE impulsada a finales del franquismo y comienzos de la transición por UCD, hasta la actual LOMCE o ley Wert. La aprobación de esta última fue la más polémica de todas. Siendo tildada de sectaria, discriminatoria y retrogada, además de recortar las becas universitarias de forma vehemente. No obstante, por si fueran pocas, el actual gobierno de PSOE- Podemos ya ha aprobado y empezado a tramitar la octava ley. En este caso se llamará LOMLOE, más conocida como Ley Celaá debido a la ministra de Educación.
Así empezaba la Lomce (“ley Wert”), con un dominio deficiente de la sintaxis, un abuso y reiteración de términos (“talento”) y con la misma ideología panpedagogista que la Logse.
La Lomloe (“ley Celaa”) es lo mismo pero más inclusiva, más ecológica y más autonomista.
O sea… pic.twitter.com/5mN69e8zRY— Pedro Insua (@PedroInsua1) March 31, 2021
Prácticamente todos los diferentes gobiernos desde la dictadura promulgaron su propia ley, paralizando las leyes de los anteriores por claros intereses partidistas. Entre algunas de los cambios más significativos: la creación de la educación concertada, la apertura de la universidad a empresas privadas, obligatoriedad o no de la asignatura de Religión o el recorte de ayudas y becas. Lo que está claro, es que todas ellas han ido sumando granos de arena al montón, impidiendo un modelo realmente equitativo, público, gratuito y útil para el alumnado. La mayoría de las generaciones de estudiantes han visto como comenzaban sus estudios de Primaria con una ley, en Secundaria se adoptaba otra diferente, y en los niveles no obligatorios incluso un tercer cambio.
La semana pasada se publicaron los presupuestos de la Universidad Complutense de Madrid 2021 en los que se puede ver que el Banco Santander recibe más de 3 millones de euros de la UCM. pic.twitter.com/BvvKaii5L5
— Estudiantes en Lucha (@EeLEstatal) March 26, 2021
Otro de los problemas más acuciantes del modelo de enseñanza es la supuesta universalidad y gratuidad de la escuela pública. Si bien es cierto que en colegios e institutos públicos las tasas de matrícula son nulas, no lo son así los libros de texto o los numerosos materiales necesarios para el desarrollo de las clases. A esto se le suma que las editoriales pueden variar continuamente sus ediciones, obligando a las familias a desembolsar cada comienzo de curso una gran suma de dinero en dichos libros. De esta forma es imposible la reutilización entre hermanos, familiares o amigos, aunque sean prácticamente los mismos contenidos. No son pocas las familias que no pueden permitirse cada nuevo curso escolar hasta 300 euros por cada uno de sus hijos. Por lo tanto se vuelve a generar una brecha social, incluso en los colegios públicos.
La universidad pública, al contrario que en muchos países, tampoco es gratuita, ni mucho menos. Excepto si obtienen una beca de estudios, los alumnos tienen que pagar la totalidad de los créditos del Grado Universitario. Ya no hablemos de si tienes que repetir alguna asignatura, aumentando el precio del crédito de forma notable hasta la cuarta matrícula. De esta forma, la matrícula de un alumno recién entrado a la universidad tiene un precio medio de unos 1100 euros. Sin embargo, tras repetidos suspensos, ese puede ser el precio de una sola asignatura. Acceder a ayudas u obtener becas es cada vez más difícil para los alumnos, convirtiendo cada vez más la educación en un lujo.
El tercer problema a tratar, aunque existan otros muchos, es la existencia de las escuelas y universidades concertadas y privadas. En el caso de los entes puramente privados, actúan como cualquier otra empresa, ofrecen un servicio, y sus clientes, en este caso alumnos pagan por dichos servicios. Aunque en muchos de estos casos quienes pagan serían los padres de los alumnos. El caso de las concertadas es mucho más polémico, puesto que existen de varios tipos y el papel del Estado a veces es difuso.
Existen escuelas concertadas propiedad de cooperativas o de órdenes religiosas, algunos de ellos que incluso segregan al alumnado por sexos. Los contenidos didácticos de alguno de estos colegios son como mínimo de dudoso seguimiento de los marcos establecidos por el Ministerio de Educación. En algunas regiones como Euskadi, tienen una implantación muy potente, llegando a constituir un caso único en Europa. Para una población de 2,178 millones de habitantes, existen hasta 314 centros concertados de enseñanza, siendo muchos de estos los mejor financiados.
Entre los otros muchos problemas pendientes de resolver del modelo educativo español están: la bajada de nivel de los contenidos ofertados, la elevada tasa de abandono escolar, el colapso en las aulas o la dificultad para los alumnos de incorporarse al mundo laboral, sobre todo desde estudios universitarios o de Formación Profesional.
Por lo tanto, se ha podido ver de forma muy resumida, ya que se podrían escribir libros acerca de esta problemática, algunos de los males del modelo educativo. Desde la nula planificación a medio- largo plazo por parte de los sucesivos gobiernos, hasta la teórica gratuidad y universalidad de la educación pública. De esta forma, se hace cada vez más difícil para familias obreras y modestas, acceder a una educación de calidad y de garantías. La educación, como muchos otros servicios, se está convirtiendo en un servicio de lujo y cada vez más elitista.