En España cerca de 10.000 personas viven en poblados chabolistas sin acceso a suministro regular de agua y luz. Motivados por la pobreza, la exclusión social o por residir en un gueto étnico, estos poblados irregulares se extienden por las periferias de las grandes ciudades del país. En condiciones de vida insalubres, sin la capacidad de cumplir sus necesidades básicas, las instituciones actúan lento y de forma poco eficaz. En esta situación, proliferan en estos núcleos la delincuencia y la conflictividad social.
Recientemente llegó al parlamento europeo la propuesta de investigación sobre la situación en Andalucía. Todos los años llegan a España cientos de inmigrantes llegan con el objetivo de trabajar, comúnmente en el campo. Sus condiciones laborales son pésimas, con largas jornadas de trabajo bajo el sol. Muchos, la mayoría, se alojan en poblados chabolistas, los cuales han aumentado considerablemente durante los últimos años.
Tras las nevadas provocadas por el temporal Filomena en Madrid, saltó a la palestra la situación de muchas de estas zonas. La Cañada Real abrió múltiples telediarios cuando tras una de las mayores olas de frío desde hace décadas, sus habitantes no tenían acceso a electricidad. 4.000 personas sufrían los efectos de una ola de frío debido a su situación de exclusión, en unas infraviviendas sin capacidad para aislar el frío. Este solo es uno de las decenas de barrios que existen en la capital La Cañada es el mas famoso, pero uno de los poblados mas grande de toda Europa se encuentra en la propia capital, el Gallinero.
De nuevo, la solución para esta situación por parte de algunas de las instituciones que gobiernan el país, en lugar de solucionar los problemas básicos de esas familias, regularizando su situación, eliminando los guetos, fue llevarles troncos de leña para calentarse. Así como la situación global, donde se suceden los incendios y la conflictividad sin expectativas de que vaya a mejorar