La crisis del 2008 supuso un movimiento sísmico en la sociedad española, muchos dirían que un revulsivo para diferentes movimientos sociales ante tanto paro, desahucios, estafas bancarias con los pequeños ahorradores y por supuesto las pensiones.
Hasta la bandera. La Puerta del Sol de Madrid está abarrotada de pensionistas y jubilados antes del comienzo oficial de la manifestación por #PensionesPublicasDignas
Ahora, hacía el Congreso de los Diputados pic.twitter.com/cmaDoBlgMo— Agustín Moreno (@MorenoG_Agustin) October 16, 2019
Cada vez la brecha adquisitiva de los pensionistas es mayor, aún más si cabe si se añade que han mantenido a sus hijos y nietos en los peores momentos.Las movilizaciones de los pensionistas fueron un movimiento inesperado y espontáneo, sin experiencia en reivindicaciones colectivas.
El sistema de pensiones se basaba en la solidaridad intergeneracional, pero la crisis acabó con un millón de parados más, y hacía tambalear la viabilidad financiera del sistema y aumentó el trabajo en negro explotando aún más a los trabajadores condenando su presente y su futuro.
Las reformas de las pensiones siempre pasaron sigilosamente por la sociedad, pero uno de los efectos de la crisis fue la reforma de 2011.
Finalmente la magnitud de la crisis económica y financiera desembocó en 2013 con la aprobación definitiva en el Congreso de los Diputados de la reforma de las pensiones ley 23/2013, reguladora del factor de sostenibilidad (esperanza de vida) y del índice de Revalorización del Sistema de Pensiones de la Seguridad Social (IRPF).
En todas las movilizaciones los jubilados exigen: que se deroguen las últimas dos reformas, que se garantice legalmente la actualización anual de las pensiones con el IPC y que todas las mínimas lleguen a 1.080 euros.
Otro problema para los trabajadores son las diferencias del tejido productivo de cada comunidad autónoma, condicionando una desigualdad en las cuantías a percibir de sus jubilaciones, que puede variar desde 1.233€ en el País Vasco a 881€ en Andalucía. La precaria situación de los trabajadores en paro muchos sin cotizar condenados a malvivir el presente y a un destino incierto en la vejez.