Hace sólo unos días, se anunciaba que la cúpula directiva de Euskaltel, se llevará casi 27 millones de euros en bonus por la venta de la empresa. La firma vasca de telecomunicaciones, ha sido finalmente adquirida por MásMovil, siendo esta mordida resultado de la revalorización tras la opa realizada. Con opa, nos referimos habitualmente a una oferta pública de adquisición de acciones u otros valores por parte de una o varias sociedades.
El más favorecido con diferencia de los 40 directivos será el consejero delegado, José Miguel García, quien se embolsará un bonus de unos 7,5 millones de euros. A esto se le puede sumar los más de 14 millones que se llevó gracias a su etapa al frente de Jazztel, que culminó con su venta a Orange en 2014. No es el único personaje que se ha enriquecido a base de privatizaciones, ya que existe un largo historial en nuestro país en los últimos 40 años.
Respecto a Euskaltel, en un principio pertenecía en un 60% al Gobierno Vasco, época en la cual se acometieron las costosas instalaciones de fibra óptica. Sin embargo, como ha ocurrido repetidas ocasiones, la intención de las instituciones era la de dar entrada a propietarios e inversores privados. Con su venta final, se ha dado fin a un proyecto público estratégico para el norte del país, tirando por la borda millones de euros.
La “fama”de gestores de PNV no es casualidad.
Euskaltel
Pasos:
1: Empresa pública con dinero de todos
2: Puertas giratorias. Ardanza deja la política y preside Euskaltel
3: 1ª Privatización. Pacto roto con Orange. 222 millones de multa
3: Mario Fernández impulsa 2ª privatización— eidergorostiza (@eidergorostiza) October 8, 2019
En España, las privatizaciones comenzaron con los gobiernos de Felipe Gonzales en los años 80 y Jose María Aznar las consolidó, ingresando hasta 30.000 millones. Desde el año 1985, el Estado ha ingresado 45.000 millones con la entrada de capital privado. Podría parecer positivo para las arcas públicas, sino fuera por la constante pérdida de soberanía que dichas venta suponen. Muchas de las empresas privatizadas pertenecían a sectores estratégicos vitales para el desarrollo del país, como ser verá en el siguiente párrafo.
En algunos casos se aludió a que podían tener viabilidad pero no solas, sino en el seno de un grupo internacional del mismo sector. Entre ellas SEAT, Enasa- Pegaso y la tradicional Campsa, quien tuvo el monopolio de hidrocarburos. En el caso de algunas empresas pequeñas, fueron directamente liquidadas, aludiendo a su inviabilidad económica. Otras “joyas de la corona” que con muy buenos ojos pasaron a manos privadas fueron Repsol, Endesa, Telefónica, Tabacalera, Iberia o Red Eléctrica Española.
Años después, en una segunda etapa, algunas empresas estatales fueron privatizadas mediante venta directa, habitualmente a grandes empresas del mismo sector. Entre ellas: Inespal, Elcano (naviera), Santa Bárbara (armamento), los astillero Izar y la última gran privatización Enausa (autopistas) en 2003.
Por lo tanto, es tremendamente clara la deriva neoliberal de la economía española en los últimos 40 años, llevada a cabo por todos los gobiernos hasta el momento. No importa el color de los mismos ni el partido al que representan, puesto que todos defienden idénticos intereses. Se ha creado una cultura en la cual las mordidas, las puertas giratorias y las influencias entre poder económico y político son más comunes que nunca. Siendo sus protagonistas totalmente ajenos a los problemas a que afectan a la gran mayoría de la sociedad, causados en gran parte por sus decisiones.
Mientras hablamos de la ley trans no hablamos de la privatización de Bankia o Renfe.
— Jon E. Illescas (@jonjuanma) October 31, 2020
Las privatizaciones obedecen a las tendencias de la economía actual, donde el dominio de los monopolios es cada vez más notorio. Mientras empresas públicas con un fuerte carácter estratégico perecen, y con ellas el dinero invertido en las mismas, las cúpulas directivas se enriquecen de forma continuada.
