El camino a la excelencia académica en España suele estar poco premiado. El estado ha dejado de patrocinar a los estudiantes de expedientes sobresalientes o de matrícula de honor.
Sin ir más lejos, el último Premio Nacional de Fin de Carrera data de 2016. Desde entonces, los estudiantes con buenas notas y excelente rendimiento académico no han tenido más sustento que el Premio Extraordinario Fin de Carrera (organizado desde cada facultad). En estos, el único premio o aliciente al estudio que se da es la devolución de las tasas del título de grado.
No es sorprendente que, visto el vacío, haya quien intente aprovechar esta oportunidad.
SEDEA y el nicho de negocio en la universidad pública.
Desde el año 2019, SEDEA (Sociedad Española de Excelencia Académica) realiza rankings nacionales de excelencia académica, congresos homónimos y demás actividades.
La intención no es otra que lucrarse económicamente.
Podemos observar como las empresas se hacen eco de las resoluciones de SEDEA:
¡¡Enhorabuena, @carla_espinos!! Merecidísimo reconocimiento por parte de la @SEDEA_oficial. ¡Nos alegramos mucho! 👏🏽👏🏽👏🏽 https://t.co/bFWYWEJAk0
— Bayer España (@BayerEspana) January 12, 2021
La mercantilización del estudio viene traída por esta sociedad, que, con un consejo de expertos elegido a dedo y sin más garantías que las más que obvias tasas que reciben, realizan un ranking nacional a nivel nacional.
Este es parcial, dado que solo forman parte de él aquellos estudiantes que rellenan los formularios.
Además, se reservan el derecho a valorar “otras cualidades” más allá del expediente académico. Esto último denota la falta de estandarización de los baremos, y la posibilidad de incluir participantes en el ranking sin una nota ejemplar (mínimo de 8, pero sujeto a valoraciones).
Finalmente, aquellos estudiantes que participen en el ranking nacional solamente podrán acreditarlo pagando el certificado correspondiente. Lo mismo para hacerse miembros o participar en el congreso.
La plataforma ofrece publicidad y difusión del perfil del alumnado que accede. Lo más chocante es que las universidades les siguen el juego . Aunque al final no sorprende, puesto que la relación de las universidades con el sector privado viene, tristemente, de lejos.

Captura extraída de la página de la Universidad de Cádiz
Si las universidades reconocen, en cierto modo, estas clasificaciones (realizadas sin más ánimo que el de conectar con el sector privado), se debe preguntar, ¿Es aquí a donde ha llegado la enseñanza superior en España? ¿tan poco apoyo reciben los estudiantes de alto rendimiento que deben corromperse acudiendo a empresas pseudointelectuales?
