De sobra se ha hablado de el número 18 de la calle Pintor Sorolla , lugar que donde se ubicó hasta el lunes la Esperanza Obrera, y perteneciente a la familia Usó Ferrera, una de las más ricas de la comunidad Valenciana y toda España, mediante Usó Ferrera Valores SL.

Reparto de alimentos en el edificio ubicado en el numero 18 de Pintor Sorolla.
De lo que no se habla mucho o se sabe poco, es la verdadera naturaleza de esa sociedad limitada con casi 60 millones de euros de capital social, la cual pertenece a un tipo muy especial de negocio, las llamadas sociedades de inversión inmobiliaria (socimi).
¿Qué son las Socimi?
Pues en términos simples, sociedades anónimas cotizadas cuya actividad principal es la adquisición, promoción y rehabilitación de activos de naturaleza urbana para su arrendamiento, bien directamente o bien a través de participaciones en el capital de otras SOCIMI.
Fueron creadas en 2009 con el fin de rescatar el mercado “del ladrillo” que se vino a pique luego de reventar la llamada burbuja inmobiliaria, pero no fue hasta 2012, luego de una reforma fiscal que les exime de muchas cosas que estas empezaron su auge.
Estas sociedades inmobiliarias tributan al 0%, es decir, están exentas de pagar el Impuesto de Sociedades y cuentan con una bonificación del 95% en el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales (ITP) y Actos Jurídicos Documentados (AJD).

Fueron creadas en 2009 con el fin de rescatar el mercado “del ladrillo” que se vino a pique luego de reventar la llamada burbuja inmobiliaria
Las obligaciones también son bastante laxas. A saber: poseer un capital mínimo de cinco millones de euros; repartir en dividendos el 80% de las rentas que provengan del alquiler; cotizar en bolsa, bien sea en el Mercado Continuo (SIBE) o en el Mercado Alternativo Bursátil (MAB) y contar con un free float mínimo de dos millones de euros o el 25% de su capital. Es aquí, en estos puntos aparentemente inocentes, donde los familias como los Usó Ferrera han hallado
Y es que las socimis ya no necesitan cotizar en el Mercado Continuo. Basta con que lo hagan en el Alternativo Bursátil, donde las exigencias, a nadie escapan, son menores. Los interesados empacan sus inmuebles en una sociedad y, vía listing, las sacan en el Mercado Alternativo Bursátil. Ni entrada de nuevos accionistas, ni liquidez en el mercado, ni plan de expansión ni nada que se le parezca, tal y como se solía reclamar en Hacienda.
Especuladores y evasores en legalidad
Usó Ferrera Valores SL, es, como dijimos más arriba, una de las tantas empresas dedicadas a la especulación de bienes inmuebles, y parte de una avalancha que han convertido a España en tiempo récord en el segundo país del mundo con más vehículos de este tipo (sólo por detrás de Estados Unidos).
Otras familias adineradas se han sumado al lucrativo negocio, entre ellos los Martinavarro, del gigante alimentario Cítrico Global y los García-Vaquero, multimillonarios de la industria quesera.
Mucho ruido, pocas nueces
Un negocio que genera mucho dinero, pero poco desarrollo. Los datos muestran que el 75% de las socimis que cotizan en España tienen cinco o menos empleados.
El volumen de los activos de estas empresas se ha ampliado desde 100 millones de euros en el año 2013 a 46.000 millones de euros en la actualidad.

Evolución de las SOCIMI en España
Además de prestarse para la especulación con la vivienda, frenan el desarrollo y alejan al país de un modelo industrializado y menos dependiente.
La Esperanza Obrera los puso en evidencia
El local de donde expulsaron a la Esperanza Obrera, pero que también brindaba asistencia a familias trabajadoras y servía de lugar para la organización es sólo un pequeño ejemplo del fenómeno.
¡VIVA LA LUCHA DE LA CLASE OBRERA! pic.twitter.com/NSWQ3DtfOF
— Esperanza Obrera (@esperanzaobrera) March 16, 2021
Es también evidencia de las prioridades del sistema, incluso los que se ubican a la “izquierda” de éste.