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Censura y dictadura de lo políticamente correcto

Defiendo un discurso de clase y revolucionario que no encaja en los corsés que nos quiere imponer el sistema, que impone su pensamiento único, de la forma que sea necesaria, para defender sus intereses.

”Simplemente denunciaron de forma masiva y YouTube lo aceptó“.

Siempre he sido una persona crítica con lo que me rodea, nunca me he callado cuando he considerado que algo no es correcto y no estoy dispuesto a empezar a hacerlo ahora. De normal, suelo usar como altavoz de mis ideas un canal de YouTube, Formación Obrera, en el cual hablo sobre actualidad, política, historia, cultura e ideología. A pesar de la variedad de temas que trato, nunca había tenido ningún problema, hasta que empecé a tocar el feminismo en su vertiente QUEER, ahí me metí con un dogma de fe del sistema y no me lo iban a dejar pasar por alto, la maquinaria de la dictadura de lo políticamente correcto comenzó a mover su engranaje contra mí.

Portada de la segunda edición de “Resistencia y Lucha contra el Posmodernismo”.

 

La primera vez fue por un directo en el que desarrollaba un capítulo de mi libro Resistencia y Lucha contra el posmodernismo. En él, hablaba con mis seguidores sobre la teoría QUEER y sobre la transexualidad . Tema tabú, vídeo borrado y advertencia.

El segundo incidente fue por un vídeo que hice sobre el feminismo decolonial, otro tema prohibido por lo visto, me cerraron el canal, tras hacer una apelación me lo devolvieron, no sin antes informarme de que había sido por denuncias masivas y que tuviera cuidado sobre qué temas trataba, o me podía quedar sin canal. El lobby había movido su maquinaria y realizado miles de denuncias. El damnificado era yo, pero aun así me amenazaron a mí.

El tercer problema fue debido a mi defensa en un vídeo a Lidia falcón, me pareció injusto que la llevaran a juicio por decir la verdad sobre el carácter biológico del sexo y, a pesar de las diferencias ideológicas y políticas con la visión feminista y su percepción de lo que es el marxismo, decidí denunciarlo públicamente. No me metí con nadie, no dije nada que diera pie al ataque que, sin embargo, no conseguí evitar. El resultado fue que me borraron el vídeo y me metieron un strike , no dejándome usar mi canal durante una semana.

De forma reciente, y antes de los tres meses del anterior strike, me dieron otro, metiéndome la sanción de dos semanas y a un strike de cerrarme el canal de forma definitiva. Fue por un vídeo sobre Fani la vegana, analizando sus desvaríos sobre que vivimos en una sociedad fascista. No dije nada que violara las políticas de YouTube, apelé, pero mantuvieron la sanción, pedí respuestas, pero no me las dieron. Me sancionaron por la cara y sin darme motivo alguno. Simplemente denunciaron de forma masiva y YouTube lo aceptó.

Así pues, estoy a punto de que me silencien en la red más popular de vídeos, por el simple hecho de que lo que digo no es del gusto de lobby QUEER, que actúa como una verdadera mafia imponiéndose mediante la violencia, las presiones, el abuso y cuando no puede recurrir a otra cosa, también a la censura y la cancelación.

 


Antes de todo lo narrado, comenzó una fuerte campaña en redes sociales para preparar el caldo de cultivo y así intentar que diera mi brazo a torcer y desapareciera, como podéis suponer no tuvo el resultado esperado. Cada poco tiempo reinician las campañas de difamación y criminalización con la esperanza de conseguir doblegarme.

Si se centran en mí, desde luego, es que estoy haciendo un buen trabajo que molesta a los que nos dominan y a los que están a su servicio. Defiendo un discurso de clase y revolucionario que no encaja en los corsés que nos quiere imponer el sistema, que impone su pensamiento único, de la forma que sea necesaria, para defender sus intereses.
Criminaliza y persigue a aquellos que no doblamos la rodilla frente a sus imposiciones, ve el peligro de aquellos que nos dedicamos a luchar por elevar la conciencia general de la gente, que trabajamos duro para que abran los ojos y se organicen contra la decadencia y degeneración a que están abocando a nuestra sociedad.

Es necesario que se comprenda que es necesario confrontar, no se puede cambiar ni transformar nada conciliando con el pensamiento del sistema y sus defensores, por muy de críticos que se quieran disfrazar. Es necesario romper con lo establecido, organizarse y luchar contra el posmodernismo ideológico y su dictadura de lo políticamente correcto.
No hay que tener miedo a los linchamientos y a la criminalización, hay que ser valientes y afrontarlos. Cada día somos más los que decidimos dar el paso, juntos tenemos el potencial para enfrentarnos a esta nueva reacción.

 

 

 

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