Ebanie Bridges, apodada “the blonde bomber” (la bombardera rubia), boxeadora profesional australiana militante del peso gallo, ha sido noticia el pasado diciembre. Pero lo que debería haber sido visto como un fenómeno inusual y bizarro, en los oscuros tiempos que vivimos cada vez se ha hecho más común. Resulta que en el pesaje de su última pelea, contra Shannon O’ Connell, la púgil anunció su ingreso en la página de venta de contenido pornográfico Only Fans.
Acompañada de un estilo tosco pero sobrado de valentía, con una carrera en ascenso, a pesar de su edad avanzada para la carrera profesional (36 años) con un buen record de 9-1, ostentando el título de la FIB (Federación Internacional de Boxeo, comisión deportiva intervenida por la CIA, aunque no sea el tema de hoy) y sin perder desde abril de 2021. Todo nos hace pensar en que estamos ante una buena deportista, pero de carácter secundario al lado de una Laila Ali, Ann Wolfe, Amanda Serrano, Katy Taylor o una Cecilia Brækhus.
Pero las cosas cambian cuando echamos un vistazo a sus redes sociales, sorprendiéndonos el fenómeno mediática que despierta esta deportista. Se podría decir que Bridges ha sabido sacar partido a sus cualidades no pugilísticas, pero en su caso ha sido un paso más allá. Pecaríamos de ingenuidad si no afirmásemos que el mundo del deporte y el del modelaje han estado siempre muy unidos. Por una parte por la obvia razón de que la práctica de deporte de alta competición confiere a los deportistas de unos físicos muy llamativos y poco usuales.
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Por otro lado, con el paso del tiempo y la profundización de valores capitalistas y consumistas, hemos visto como el deporte profesional se ha convertido más en un show mediático que en una simple justa entre competidores. Si lo comparamos con sus congéneres masculinos, por todos es conocida la deriva que ha tomado el boxeo profesional, especialmente desde la eclosión del fenómeno de Floyd “money” Mayweather. Todo esto está llegando a un punto en los que las redes sociales se plantean como escenario que acabe sustituyendo al clásico ring. Prueba de esto son los mediáticos boxeadores Ryan “King” García o Rolando “Rolly” Romero. Pero la diferencia es que ellos no tienen que posar en paños menores para que se les preste atención.
Obviamente la australiana no es la primera en posar en lencería en los pesajes (antes lo realizó con mayor elegancia la mexicana Sulem Urbina), ni en internarse en Only Fans (lamentablemente la lista de deportistas que se aproximan a la pornografía crece conforme avanza el tiempo, con nombres como Jessica Andrade y Hannah Goldy, Paige VanZant, Felice Herrig y Tai Emery, Zelina Vega o Talita Alencar entre otras…), pero no deja de ser un símbolo de hacia dónde se quiere orientar el deporte profesional femenino.
Así mismo también destaca la actitud que Bridges muestra en relación al tema de la pornografía y su posado en lencería en los pesajes. No vamos a negar que muchas de estas críticas se le hacen desde la mojigatería y la beatería (que menos de los herederos de la sociedad victoriana), pero esto no es óbice para justificar la actitud de la púgil como “liberadora” en absoluto.
En un deporte tan sumamente duro como el boxeo (quizás solo acompañado en crudeza por el rugby), a la rama femenina le sumamos lo infravalorado socialmente y lo escasamente remunerado en lo económico, nos sale así el coctel perfecto en el que Bridges solo es una marioneta “empoderada” en manos de quienes explotan a las boxeadoras sin piedad. ¿Qué mensaje se les da a las futuras boxeadoras con toda una carrera por delante, que ven como resulta más rentable prostituirse, aunque sea digitalmente, que el largo camino de sudor y lágrimas de pugilismo rentado? De nosotros depende que el mundo recupere la cordura y se valore a Ebanie Bridges por su entrega sin igual encima del ring, no por rebajarse a la mercantilización de su cuerpo cuando baja del ensogado.