Los indultos no ejercerán del papel del “punto y final” en el conflicto político que se viene viviendo en Cataluña desde hace siglos. Porque, efectivamente, el conflicto catalán no es algo nuevo, ni mucho menos. La guerra de intereses entre las élites catalanas y las del resto del Estado tienen un largo recorrido, e indultar a una decena de políticos no va a solucionar un conflicto centenario, por mucho que podemos y el PSOE digan lo contrario.
El caso del Partido Socialista es distinto. Es evidente que no quieren conceder los indultos. Pero lo hacen porque no les queda otra alternativa. Si no lo hacen, las fuerzas nacionalistas independentistas, retirarán su apoyo al Gobierno de Sánchez, precipitando el colapso de un Gobierno que, desde el primer minuto, ha sido débil en cuanto a socios se refiere.
En un intento desesperado de Sánchez por mantener su Gobierno, los nacionalistas han conseguido lo que querían: una victoria simbólica. ¡Los mártires del 1-0 han sido por fin liberados de las garras del Estado fascista Español! Así de claro lo han dejado Oriol Junqueras y Jordi Cuixart, afirmando que el Estado español es débil frente a Europa.
En un intento desesperado de Sánchez por mantener su Gobierno, los nacionalistas han conseguido lo que querían: una victoria simbólica.
Y es cierto: El Gobierno de Sánchez no tiene el suficiente valor para enfrentarse a Europa, que nos mangonea y se pasa nuestra soberanía por el arco del triunfo. Las élites europeas y norteamericanas se mofan de nuestro débil Estado. Nuestro Gobierno, mientras tanto, intenta, a la desesperada, mantenerse con vida, aunque eso suponga la ruina de España.
Porque, efectivamente, los indultos no traerán nada bueno. No serán la culminación de un conflicto que lleva abierto desde la eliminación de los fueros catalanes, tras la guerra de Sucesión, allá por el siglo XVIII. El conflicto catalán es un conflicto entre élites económicas, ahora burguesas, que luchan entre sí para sacar la mayor tajada posible. La burguesía, como decía el propio Karl Marx, de forma muy acertada, en el Manifiesto Comunista “está en guerra constante. Contra las burguesías de otras naciones; contra la de su propio país; y contra el proletariado”. Y así se podría definir este conflicto: guerra entre la burguesía catalana y la española.
La burguesía, como decía el propio Karl Marx, de forma muy acertada, en el Manifiesto Comunista “está en guerra constante. Contra las burguesías de otras naciones; contra la de su propio país; y contra el proletariado”. Y así se podría definir este conflicto: guerra entre la burguesía catalana y la española.
En definitiva: es una guerra que, como todas las demás, sólo sirve para perjudicar a los trabajadores y satisfacer la avaricia de la burguesía. Admitámoslo: a Puigdemont le importan un pepino los intereses de la clase obrera catalana; y la CEOE, se pasa por el arco del triunfo los derechos de los trabajadores de todo el país.
¿De veras alguien cree que los indultos traerán algo positivo? Lo único que harán será dar fuerza al movimiento independentista catalán, que es completamente burgués y reaccionario; mientras tanto, los trabajadores seguirán bajo el yugo de la reforma laboral del 2011 y el sistema de desahucios.
Es hora de que la clase obrera diga “¡Basta!” a este circo que han montando las élites a nuestra costa. Es hora de dejar atrás el absurdo conflicto catalán y abordar el verdadero problema: la explotación burguesa hacia la clase obrera. Dejémonos de nacionalismos, y hablemos de los trabajadores.
Texto de Erik Moreno