Hace unos días, La Última Hora, el periódico independiente que depende directamente de Podemos, sacó un artículo denunciando a la cadena de televisión 7NN. Concretamente atacando a Roberto Vaquero, Secretario General del Partido Marxista-Leninista (Reconstrucción Comunista) y portavoz del Frente Obrero, por acudir al programa “Con otra mirada” presentando por Alfonso Paz, en lo que prácticamente no era más que abrazar el fascismo, según el artículo.
Javier Lezaola, periodista que lo firma, cae en la moda que predomina hoy en el progrerío español: todo lo que no me gusta es fascismo. Parece mentira que Lezaola, que es autor de un libro sobre el franquismo y la resistencia contra éste, caiga en ese burdo análisis que lo banaliza y lo convierte en una pataleta alejada de todo su contenido material: el arma que usa el capitalismo para dominar a un pueblo cuando la democracia ya no le sirve.
Dudo que el autor no sepa lo que es el fascismo; lo sabrá perfectamente. Sin embargo, pienso que no habla su razón, sino que habla su miedo hacia lo que ve como un proyecto político que adelanta a un Podemos moribundo: el Frente Obrero. Lo que para unos era algo anécdotico e idealista propio de la juventud y para otros no era más que un chiringuito, se ha ido convirtiendo poco a poco en una organización con implantación en toda España, que crece día a día y que participa en el debate político saliendo todas las semanas en los medios de comunicación.
Cuando no cuentas ni con grandes medios materiales, ni con una más que sospechosa financiación como los partidos a los que Lezaola defiende, solo queda saber plasmar tu trabajo y tus ideas allá donde sea posible. No importa que sea en 7NN o en 13TV, igual que no importa que sea en la cuna de todo lo moderno: PlayZ.
A autores como Lazaola se les llena la boca acusando de sectarios, pero luego son los primeros en señalar cuando se debate con gente de ideas contrarias. Ni Alfonso Paz, Ni Hasel Paris, ni Javier Villamor, ni UTBH, entre muchos otros, son fascistas. Se les podrá llamar liberales o conservadores, inteligentes o no, pero en ningún caso fascistas porque entonces, como he dicho, estaríamos volviendo a banalizar el fascismo y dudo que el autor quiera hacer eso.
Sin embargo, ya que el señor Lezaola tiene unas ideas, podría ser consecuente con ellas. Tal vez debería llamar fascista a Pablo Iglesias, cuando hace unos años Intereconomía lo alzaba a la fama en espacios y debates junto a nada más y nada menos que Alfonso Paz, entre otros; donde no solo debatía sino que además compadreaba en un tono jocoso. O cuando Monedero invitó a “La Tuerka” a fascistas, diría el autor, de la talla de Santiago Abascal e Isabel Díaz Ayuso, bajo el pretexto olvidado de que la puesta en común de diferentes ideas y su debate era algo positivo. Javier Lezaola vende consejos, pero podría aplicarse los mismos; quizá no lo haga porque se le desmoronaría la parafernalia mediática que tienen montada hoy en día este tipo de periodistas.
Abascal y Ayuso en La Tuerka.
Con unos resultados cada vez más pésimos y sin afiliados, siendo la muleta del PSOE y estando al borde de la desaparición, estas son las últimas pataletas de Podemos antes de convertirse en la nada y que nuevas organizaciones recojan todas esas luchas obreras que ellos desmovilizaron. Sin embargo, como en el debate de ideas es sano, invito a Javier Lezaola a que exponga en nuestro humilde medio sus ideas y podamos debatir en torno a lo mencionado, si no le parece al autor que nuestro medio también peca por ser un baluarte fascista
