España ya ha pasado por una generación prácticamente perdida, donde el abuso de drogas estaba a la orden del día. Aunque esos oscuros años parezcan quedar muy lejos, lo cierto es que el consumo de drogas es cada vez más habitual. La juventud de hoy vive el azote de olas de nuevas sustancias; el cannabis o alcohol ya se les está quedando cortos.
Buscan nuevas experiencias, con una visión distorsionada del consumo de drogas, gracias a las series, películas, redes, estilo de vida de los cantantes o los propios políticos. Creen que su consumo es ese feliz recorrido por un mundo sensorial que ven en la pantalla, o los ”maravillosos beneficios” que traerá su legalización… Más razón aún, cuando partidos que están en el gobierno apoyan su legalización y consolidación como “uso recreativo”.
Seguimos trabajando por la regulación integral del cannabis. La pregunta ya no es la legalización, sino cómo y cuándo. pic.twitter.com/4rSuHZBrCT
— PODEMOS (@PODEMOS) April 20, 2022
Hoy hablaremos del inhalante de moda; el Popper. Surge hace casi 200 años, usado como fármaco contra la angina de pecho, ya que actúa de ayudando en la dilatación arterial. También fue usado como antídoto para el envenenamiento por cianuro. Pero por ser muy complicado calcular la dosis se dejó de utilizar en prevalencia de antídotos más seguros.
Durante los años 70, las mafias vieron una oportunidad de negocio. Aprovechando que empezaba a ser popular en clubs frecuentados por la comunidad gay por sus propiedades vasodilatadoras (dilatan vasos sanguíneos y relajan los músculos), se promocionó en revistas de adultos y en negocios de disco que ellos mismos controlaban. El consumo de esta sustancia se relacionó rápidamente con esa comunidad, hasta se le llegó a echar la culpa de producir el virus VIH.

Publicidad incitando el consumo destinado a la comunidad gay
Tras las campañas de concienciación dejó de verse tan a menudo. Pero estos últimos meses se ha expandido como la pólvora. Su popularidad tiene sentido, lo mainstream es lo cómodo y moderno, la promiscuidad del sexo y drogas. El Popper tiene todo esto; es una droga líquida incolora cuyo método de consumición es inhalar los gases que desprende, aumenta el lívido y relaja orificios. Además, tiene un efecto casi inmediato, pasados unos segundos todo vuelve a como estaba antes.
También influye, que pese a ser ilegal su venta, es muy sencillo de encontrar. Basta con mirar en Amazon o en algunas sex-shops, para encontrar pequeños botes de colores camuflados como ambientadores o abrillantadores de cuero. Incluso países como Francia o Reino Unido, tiene permitido producirlo. Las leyes Unión Europea no le permiten a Francia fabricarlo a base de nitrito de butilo, pero si con cualquier otro nitrito. Podría considerarse como no dejar disparar a alguien con su mano más hábil, al final podrá seguir disparando.

Popper hecho en Francia
Por supuesto, su uso tiene enormes riesgos: dolor de cabeza, vómitos, diarrea y llegando a agresividad, taquicardia, pérdida conocimiento, hemorragia nasal, daños neuróticos, pérdida de la visión central,, etc … Produce menor riego cerebral y en caso de tener problemas cardiacos, consumirlo habitualmente o una ingesta puede causar la muerte. Existe también el peligro de consumirlo involuntariamente, dejando el bote abierto en espacio sin buena ventilación. Como es habitual en tema de drogas, la mezcla con otras sustancias es realmente peligroso para el organismo.
Es cierto que no tiene un gran nivel de dependencia, pero crea hábito y sus consumidores llegan al punto de necesitarlo para poder tener relaciones sexuales. Por otra parte, tiene fácil tolerancia y cada vez se necesitan mayor dosis para causar el mismo efecto, que como dijimos antes, es difícil de calcular. Al igual que todas las drogas, son una herramienta que destruye nuestras capacidades de desarrollo social y humano. El Popper se ha convertido en protagonista del nuevo << Pan y circo >> «Panem et circenses» , que ahora es «fiesta y drogas».